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Cataluña y Portugal

No por casualidad las provincias del Oeste son las más pobres de España

Soplan vientos turbulentos tanto en el este como en el oeste peninsular. En la vecina Portugal los socialistas, los comunistas y el Bloque marxista han derribado mediante moción de censura a los once días el Gobierno de centro-derecha de Passos Coelho, opción más votada pero sin mayoría absoluta. Llama la atención que todavía tenga votos significativos en el siglo XXI una opción marxista, claramente fracasada en Europa -sobre todo oriental-, en el siglo XX. En realidad ya había fracasado en el siglo XIX, cuando profetizaban el empobrecimiento con la industrialización a medio plazo de la clase proletaria, y el colapso del capitalismo por sus propias contradicciones acentuándose. A corto plazo en las primeras décadas de la industrialización las condiciones laborales y de vida eran penosas y míseras, por lo que surgieron sindicatos de obreros y alternativas sociales. Sin embargo a medio plazo la realidad fue la contraria, si el PIB de Europa se multiplicó por seis durante la centuria, y la población por dos, quiere decir que la renta per cápita o riqueza por persona se multiplicó por tres. Ya se dieron cuenta de ello a finales del siglo XIX algunos socialistas, como Bernstein, pero fueron tachados de "revisionistas", algo así como "herejes". También en Cataluña las CUP se declaran anti-capitalistas, deberían explicarnos pues cómo es posible el descenso del paro en EE.UU. al 5%, mientras el salario medio es de 25 dólares la hora (900 dólares semanales), y si su modelo alternativo ideal es Venezuela o Albania.

Cuando en el siglo XVII el conde-duque de Olivares, valido -precedente del presidente del Gobierno- del rey Felipe IV planteó una Unión de Armas o ejército común de la Monarquía, en Cataluña y Portugal, entre otros, se sublevaron. En Portugal la rebelión tuvo éxito en especial por tres motivos, la tradición de recelo con Castilla y León, penillanuras del Duero por medio, desde la batalla de Aljubarrota en 1385; la rivalidad colonial en Sudamérica entre las posesiones castellanas y las portuguesas, el crecimiento territorial de unas tendría lugar en función de la disminución de las otras; y el apoyo inglés sin peligro de anexión, pues está el mar por medio. En el caso catalán la triple causa operaba en sentido contrario. La colaboración entre Castilla y Aragón ya era evidente desde el Compromiso de Caspe en 1412, a pesar del Sistema Ibérico montañoso, de hecho sus reyes eran primos; Castilla con intereses coloniales atlánticos era un respaldo importante para las pretensiones aragonesas (y de Barcelona y Valencia) en Italia, y el apoyo francés limítrofe entrañaba un riesgo de anexión, como después con Napoleón. Así pues, al margen de la historiadora catalana que defiende que los "Castellanos" eran el pueblo ibero prerromano que vivía en la actual provincia de Barcelona, los intereses de Castilla y Cataluña siempre han sido complementarios. España es una palabra de origen catalán, pues en latín no existía el sonido "Ñ". Y García es el apellido más común en ambas: "el que apellido no tenía, García se ponía".

No es casualidad que el oeste de España y el este de Portugal sean las provincias más pobres de la península Ibérica, también influidas por su geografía e historia vivida de espaldas. Además de otras interiores y montañosas como Soria, Teruel, Granada o Jaén, en España las últimas provincias por PIB suelen ser Lugo, Orense, Zamora, Cáceres y Badajoz. En Portugal, el área de Tras-Os-Montes al norte del Duero y del Alemtejo en torno al Tajo. Suprimidas las fronteras dentro de la Unión Europea, una mayor integración económica ibérica redundaría en beneficio del empleo y la prosperidad común. Ahora dicen que quieren anular el contrato por diez años a ALSA para operar los autobuses de Oporto. Sin profundizar que haya marxistas europeos que crean que todo lo estatal es mejor que lo privado, o del "Tea Party" USA que crean que todo lo privado es mejor que lo estatal, la primera y grave cuestión planteada es la inseguridad jurídica, que será contraproducente para captar inversiones. No es bueno, ni para la enseñanza ni para le economía, que cada Gobierno se dedique cada cuatro años a desandar lo andado por el anterior. Se quejan en Venezuela que tienen las estanterías de muchos supermercados medio vacías y de las colas para comprar productos básicos, a pesar de estar o precisamente por estar regulados, o sea ser precios artificiales. Iremos viendo como acaban los de Pujol, Mas y compañía. Mal asunto jugar a creerse las propias mentiras y huir hacia adelante. Quien siembra vientos, recoge tempestades.

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