Ni la apoteosis de un estreno teatral, ni los triunfos consecutivos en las series de televisión, ni las ovaciones en la presentación de bastantes películas, ni la recogida de tantos premios; la gran noche del rey Arturo, Arturo Fernández, gijonés ilustre donde los haya, fue la del miércoles. El gran Arturo comparecía en el programa de entrevistas de Bertín Osborne, que competía nada menos que con la película más taquillera de la historia del cine español, "Ocho apellidos vascos", cincuenta y seis millones de euros la contemplan, ofrecida además por dos canales. Ocho millones trescientas mil personas siguieron las aventuras del sevillano y la vasca, pero casi tres millones escucharon lo que tenía que decir el actor gijonés. La película ha sido un acontecimiento en las salas y en las teles, pero el aguante del programa del gijonés, que soportó el temporal de la competencia, es la prueba más patente del tirón del ciudadano Fernández, el más grande.
