La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica / Arte

Rodolfo Pico, de celebración

El artista de Luarca conmemora el 40.º aniversario de su primera exposición individual, que acogió en 1975 el Ateneo Jovellanos

Comienza Rodolfo Pico (Luarca, 1953) a celebrar el 40 aniversario de su primera exposición individual, celebrada en septiembre de 1975 en la sala del Ateneo Jovellanos de Gijón.

En el taller Estudio, que regenta Juan José Prieto, podemos ver 20 obras de tema gastronómico, de diversas épocas. La mayoría son bodegones de frutas sobre frutero, alguno de color suave, a la manera de Giorgio Morandi (1890-1964), uno de los pintores de referencia de Rodolfo Pico, junto con Xavier Valls Subirá (1923-2006), el padre de Manuel Valls, actual primer ministro de Francia. (Digamos que Xavier Valls Subirá trató mucho en París a Antonio Suárez (Gijón, 1923 - Madrid 2013). Ligado a Gijón está el escritor, poeta y crítico de arte Juan Manuel Bonet (París, 1953), gran experto en la pintura de Xavier Valls, que fue director del IVAM de Valencia, el Reina Sofía y ahora preside el Instituto Cervantes de París). La mayoría de los fruteros son de color vivo y fuerte, colores vitales, porque para Rodolfo Pico la pintura, desde Altamira hasta la fecha, tiene un sustrato místico, un sentido mágico y religioso. Las frutas forman un todo con el cuenco del frutero y no se distinguen las manzanas de las naranjas u otras frutas más o menos redondas. Se salvan los limones y las peras. Se excluyen todo tipo de frutas alargadas, porque sus formas no encajan en el ritmo interior, el laberinto pictórico. El último o más reciente de estos bodegones, de un metro cuadrado, va sobre tablero a color pintado a la esponja (micro-puntillismo). Otras obras son peces en madera tallada con rayas de colores, y platos con cuchara u otros cacharros de cocina, que responden a la vertiente más oculta y secreta del pintor Rodolfo Pico, la escultura.

En el verano de 2016 habrá una exposición antológica de la obra de Rodolfo Pico en dos lugares. Se inaugura en la sala municipal de Luarca y allí estará del 15 de junio al 15 de julio. Luego viajará al Museo Antón de Candás, en fechas todavía por fijar. Y digo antológica en el sentido más extenso de la palabra, pues Rodolfo Pico siempre ha conservado algún cuadro de cada una de las muestras realizadas en los últimos 40 años, aquellos que le suscitaron en su día alguna emoción, que no le dejaron indiferente. Se trata pues de su colección particular.

Veamos cómo lo expresa el propio pintor: "Hace 40 años celebré mi primera exposición individual. Pasados tantos años de dedicación a la pintura, todo en mí ha madurado en una constante evolución y me ha situado en posición de poder mirar atrás y contemplar mi trayectoria artística con serenidad y desapasionamiento. Tal evolución me llevó a realizar numerosas exposiciones en destacadas galerías, asistiendo a prestigiosas ferias y pasando a estar representado en importantes colecciones y museos.

Por todo ello creo muy interesante mostrar lo que yo suelo llamar mi colección particular. Cuadros que me he reservado de cada una de las muestras realizadas y que considero son representativos dentro de mi trayectoria, pues a cada uno de ellos me une un pensamiento, una evocación, un recuerdo, un azar feliz, y a veces una querencia, una pasión"?

En este momento Rodolfo Pico está trabajando en otro de sus temas favoritos, el juego de la oca, temática que no tuvo suficiente protagonismo en la exposición de los bajos del Campoamor, Oviedo, a comienzos del año 2009. Está pintando una nueva versión del juego de la oca con sus 63 casillas, las fijas y más importantes (como la oca, el puente, los dados, la posada, el pozo, el laberinto, la cárcel, la calavera) a tamaño 70x70 cm. Se colgarán en el salón de actividades didácticas del Museo Evaristo Valle, donde los niños podrán jugar a la oca, con dados diseñados también por Rodolfo, bajo la dirección de Eva Somaza Trueba, responsable del Departamento Educativo del Museo. Algún lector se preguntará por qué el juego de la oca. La respuesta es sencilla. Porque, como hemos dicho, Rodolfo Pico se considera un pintor religioso, se ve a sí mismo como un detective o un artista chamán que provoca a la gente con gran sentido del humor para que relacione los elementos más simples de la vida con otros más trascendentes, y el juego de la oca es una metáfora del laberinto del Minotauro, el Camino de Santiago y el camino de nuestra propia vida hacia la trascendencia final. Lleva un tercio da casillas pintadas, de manera que el conjunto estará disponible para los primeros meses del próximo año.

Las celebraciones terminarán en noviembre del año próximo, con una muestra de cuadros de gran formato en el Museo Evaristo Valle.

Compartir el artículo

stats