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La edad condiciona la aptitud para conducir

España debe afrontar con valentía medidas para evitar que los conductores longevos sigan usando sus coches

Establecer un límite de edad para conceder la renovación del carnet de conducir resulta un tema polémico, con disparidad de criterios entre las directrices de la DGT o expertos del tema, los supuestos beneficiarios y la postura de la opinión pública; según consta en las diversas fuentes consultadas (mayormente, la Dirección General de Tráfico, DGT).

De entrada, la actual legislación española en esta materia no contempla ningún límite de edad máxima para otorgar la renovación del permiso de conducir: se argumenta que no se puede vulnerar el derecho a la movilidad de los conductores longevos al igual que se cree que una incapacidad no se presenta por la edad sino por la pérdida de facultades.

Sin embargo, un análisis objetivo de los expertos (incluida la propia DGT) indica que, a partir de los 55 años, cualquier conductor padece una lenta pero progresiva merma en su capacidad visual, auditiva, cognitiva y de reflejos; si bien esta pérdida varía según cada persona, ya que puede estar agravada por enfermedades incapacitantes asociadas (sean de tipo cerebrovascular, cardiológico, hematológico, neurológico. como la epilepsia, la enfermedad de Parkinson o el vértigo permanente, la diabetes, según su gravedad, o, incluso, una medicación habitual y continuada que menoscabe la aptitud para conducir.

Por otra parte, la DGT ha informado que en España existen 3 millones de conductores mayores de 65 años, cifra en permanente aumento por el envejecimiento de la población (con la previsión de alcanzar los 10 millones de conductores dentro de 10 años) y con la particularidad de que el 90% de las personas entre 65-74 años utiliza su coche a diario.

Si bien los estudios realizados demuestran que el conductor longevo intenta compensar su progresiva pérdida de facultades con mayor prudencia en su forma de conducir, se ha demostrado que, en igualdad de kilómetros realizados, los conductores veteranos sufren más accidentes que los jóvenes y, en tal caso, son más vulnerables a los mismos.

Respecto a la renovación del carné de conducir: es del dominio público que la DGT ha ido delegando esta tarea en manos de empresas privadas o Centros de Reconocimiento Médico que realizan las pruebas de aptitud psicofísica y luego pasan la información a la DGT por vía telemática. Sin embargo, dicha prueba de aptitud es muy breve y elemental (tanto en los conductores jóvenes como longevos) para que resulte un negocio lucrativo; de modo que sólo un 3% de conductores mayores de 65 años no supera la prueba (aún cuando el 30% de estos conductores ya padece un deterioro visual o auditivo).

En este sentido, muchos expertos critican esta forma de proceder, a pesar de las utópicas limitaciones contempladas desde 1997 en cada renovación dado que son ineficaces o no se cumplen: entre ellas destacan la reducción de velocidad y el trayecto del conductor "limitado" o, incluso, que vaya acompañado por otro que esté totalmente "cualificado".

Personalmente, me resulta llamativo que la DGT esté realizando constantemente unas campañas para reducir la mortalidad en nuestras carreteras (lo cual apoyo sin reservas) pero, por otra parte, sea tan remisa en abordar este tema. Del mismo modo, no entiendo por qué a un joven se le exige tanta teoría y prácticas de circulación para lograr su carné de conducir, mientras que al conductor longevo no se le exigen cursos de actualización para conservar su carnet de conducir ; permisividad que también es incoherente con la estricta ITV que debería pasar su vehículo, si tiene más de conco años de antigüedad .

A nivel internacional, hay una progresiva tendencia restrictiva sobre estos conductores: en Dinamarca se prohíbe conducir por encima de los 70 años; mientras que en Italia ya se plantean retirar el carné de conducir a los 80 años y en Japón se está premiando a los conductores que, voluntariamente, renuncien a conducir.

A mi juicio, ese es el gran problema. ¿Cuántos conductores renuncian voluntariamente a conducir si consiguen la renovación de su carnet, a pesar de ser muy conscientes de su pérdida de facultades? Sinceramente, muy pocos. Ello se debe a que, para una persona que ha conducido toda su vida, perder ese derecho le resulta tan traumático como perder un brazo; quedando inmersos en un bajón anímico del autoestima que, en muchos casos, les conduce a una depresión. De nada sirven los consejos o las súplicas de sus familiares y amigos para que dejen de conducir, ante el eventual riesgo de que puedan perjudicar a otras personas por su pérdida de facultades y colisionar con otro vehículo o atropellar a un peatón. Están convencidos de que siguen capacitados para conducir.

Sin embargo, resulta innegable que algunos de estos conductores circulan por nuestras carreteras a una velocidad muy inferior al límite marcado (a causa de mayor prudencia por su inseguridad) y que suelen producir tapones que entorpecen la fluidez del tráfico o, peor aún, que se incorporan a una autovía en sentido contrario a la marcha, sea por un despiste o error al interpretar los paneles informativos.

La única diferencia con los conductores "kamikaze" jóvenes es la intencionalidad ( en este caso, una apuesta, que es presunto delito) pero el resultado es el mismo . Luego si, por desgracia, sucediera el accidente indeseado, todo serían lamentos y sentimiento de culpa por el daño causado por su torpeza o lentitud y falta de reflejos ante una situación imprevista.

En definitiva, creo que la DGT debería solucionar el problema antes de que no "pase a mayores", sea estableciendo una obligada asistencia a cursos de actualización para todo conductor con edad superior a los 75 años (independientemente de que ya haya perdido todos sus puntos por cometer una infracción grave); sea forzando a los centros privados de reconocimiento médico a realizar pruebas mucho más exhaustivas en las revisiones de renovación de su carné y elevando el nivel de exigencia para poder superarlas; sea incrementando la prima en el seguro del vehículo de conductores con edad superior a 80 años (al igual que se ha aumentado la prima del conductor novel) y, finalmente, retirar de una forma sistemática el permiso de conducir a cualquier persona mayor de 90 años (independientemente de si posee un expediente impecable o no) dado que la lógica y el sentido común indican que la edad repercute por completo en la pérdida de facultades y, en consecuencia, condiciona decisivamente la renovación del permiso de conducir.

Soy consciente que, de entrada, estas medidas resultarían impopulares pero, a más largo plazo, pienso que repercutirían positivamente sobre la fluidez del tráfico y reducción de la siniestralidad en nuestras carreteras. A título personal, sería el primero en acatarlas.

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