El entorno rural gijonés tiene auténticos paraísos por descubrir, o mejor, por promocionar. El último en aparecer ante los ojos de la ciudadanía no gijonesa puede que sea el carbayón de Lavandera, de cuyo estado daba cuenta ayer este periódico en un bello reportaje firmado por Ana Rubiera. Árboles con menor atractivo y menor historia aparecen en guías turísticas, en blogs de viajes o en webs de aventuras. El carbayón de Lavandera es una de esas joyas naturales a promocionar porque medio mundo querrá fotografiarse en la oquedad del árbol a poco que se entere de su existencia. La ciudad canalla es algo más que la playa de San Lorenzo, la Cuesta del Cholo y la ruta de los vinos o de las sidrerías. Lavandera es ese pequeño paraíso pegado a los montes que separan Gijón de Siero y cuenta en el centro con un carbayón protegido desde hace dos décadas y nada publicitado desde siempre. Que tomen buena nota los responsables del turismo local.
