Un viejo maestro de las redacciones repetía una y otra vez que en periodismo hay que distinguir entre lo importante y lo interesante, que un buen periódico es una mezcla de temas de una y otra parte. Lo mismo se puede decir de una campaña electoral, empeñados los candidatos en el espectáculo y alejados de los temas de verdadera importancia para la ciudadanía. Días pasados un experto demógrafo sentenció en la emisora que está de moda que nadie iba a hablar de los dos asuntos cruciales para España en estos momentos: el problema demográfico, con una población envejecida y que lo estará mucho más en la mitad del siglo, y el problema de las pensiones, que van camino de no tener caja para pagarlas. Dos asuntos de enorme relieve en los que, en efecto, nadie quiere entrar por aquello que decía el viejo maestro: lo importante no es interesante. Lo interesante es cómo cocina los chipirones el candidato o cómo hace calceta su abuela.
