Un puente de cuatro días es un barullo que sólo sirve para despistar al ciudadano. No se sabe si el sábado hay que ir a El Molinón o ver "El puente de los espías"; si el domingo hay que ir a la pista de hielo de El Bibio o dejar la visita para el martes. Y así todo. El descontrol comercial es de órdago porque hay comercios que abren hoy y cierran ayer, y así sucesivamente. De los bancos, mejor ni hablar. Como haya un despiste con el saldo de la cuenta, el cliente va dado. Le cargan un gasto el sábado y hasta el miércoles, ring, ring, caja, que no puede reponer fondos. De estos asuntos bancarios no hablan los políticos en campaña, ocupados como dicen estar en asuntos de alto nivel. La cesta de la compra, las comisiones bancarias, el trabajo que tantos jóvenes no encuentran, el riesgo de colapso de las pensiones y las listas de espera hospitalarias no figuran en las agendas de los candidatos, que han hecho puente sin liarse.
