Vicedirector de la | Fundación José Barreiro

Marcelo: las raíces del socialismo

Recorrido por la vida y la trayectoria política y social de un hombre de ideales inquebrantables

Acaba de fallecer Marcelino, o Marcelo, como generalmente se le conoció. Nació el 13 de octubre de 1930 en Sotrondio. Fue el segundo de cuatro hermanos (Vicente, Marcelo, Arquímedes y Arcadio) habidos, casi sin solución de continuidad, del matrimonio formado por Alfredo García García y Consuelo Suárez. Se trataba, en cualquier caso, de una familia obrera y de profunda raigambre socialista: los cuatro vástagos eran nietos por línea materna de Marcelino Suárez Montes, alcalde de San Martín del Rey Aurelio por el PSOE en 1918, y su padre, Alfredo, acabaría asumiendo la máxima responsabilidad en las ejecutivas de la FSA-PSOE y del SOMA-UGT en 1948.

Crucial en la biografía familiar fue el año 1934. El cabeza de familia por su implicación en el octubre revolucionario fue detenido y condenado a muerte y la madre, Consuelo, fallecía víctima de un paro cardiaco: "Aquel año (1934) -comentaría Marcelo, que entonces apenas contaba cuatro años- nos llevó muchas cosas, pero sobre todo nos dejó sin madre, sin padre y sin porvenir" (Jaime Izquierdo, Los otros niños de la guerra).

Su abuela paterna Pepa (La Roxa) acoge a Marcelo y hermanos en su casa de La Invernal (San Martín del Rey Aurelio), aldea minera "de mujeres y niños, de muchos niños" como una secuela más de los acontecimientos revolucionarios. Pero en medio de todo tipo de penalidades, la numerosa prole local tuvo la fortuna de contar con un extraordinario maestro republicano ("don Manuel, el maestro de La Invernal"), capaz de sembrar inquietudes en las mentes ávidas de conocimientos. Marcelo adquirió en muy poco tiempo unos saberes básicos, suficientes para cultivar a lo largo de su vida el autodidactismo y, con el paso de los años, compatibilizando el estudio con el trabajo, la actividad política y sindical y, si cuadraba, aprovechando las horas muertas pasadas en las cárceles del franquismo, completar los estudios de perito mercantil.

Pero la Guerra Civil cerró la escuela de don Manuel. Además, había que contribuir a sostener la precaria economía familiar y Marcelo, en el año 1945, con quince años, empieza a trabajar en el pozo minero del Sotón como pinche, después "ascendería" a "guaje"? En torno a 1948 ó 1949, él y otros compañeros como Florentino Antuña y su hermano Vicente establecen contacto con la banda del guerrillero apodado El Raxau, que se movía por los aledaños de La Invernal, lo que no dejó de intensificar sobre una familia tan señalada la atención policial. La creciente sensación de que algo grave le podía ocurrir determinó que Marcelo, a finales de 1955, abandonase La Invernal para buscar trabajo en la mina de La Camocha, en las afueras de Gijón, ciudad a la que desde entonces quedó profundamente unido.

En La Camocha inició su aprendizaje como sindicalista, moviéndose inicialmente entre los compañeros de trabajo del PCE: fue uno de los participantes en el nacimiento de las primeras comisiones obreras, en las elecciones de enlaces sindicales de 1957 y en las primeras revueltas. Sufre entonces la primera detención policial, seguida de una brutal tortura y la expulsión del trabajo, al que regresaría cuatro meses más tarde.

Poco tiempo después de su reingreso a la mina toma la decisión, a comienzos de 1959, de afiliarse al PSOE-UGT, avalado por su hermano Arcadio y por Emilio Barbón. Marcelo, acorde con su carácter, afronta las tareas que le encomiendan con verdadera pasión.

Gijón en los años sesenta era un hervidero social, una ciudad obrera, caldo de cultivo apropiado para el desarrollo de la contestación político-sindical y cultural al franquismo. Marcelo, que inaugura la década con 30 años de edad, encuentra en la villa de Jovellanos el ambiente adecuado para hacerse notar como referente del socialismo en centros como el club cultural Gesto y la Academia Libre Obrera, fundados y dirigidos por el anarquista José Luis García Rúa.

En 1963, con Asturias conmocionada por las huelgas mineras, en las que Marcelo y otros compañeros socialistas tuvieron una decisiva intervención, generalmente no reconocida, conoce a Encarna Vega, de profesión peluquera. Contrajeron matrimonio en una sonada ceremonia laico-religiosa el 18 de marzo de 1968: "nunca (hubo) en una iglesia -recordaba Marcelo con humor- tal concentración de ateos, agnósticos y descreídos, tal reunión de anarquistas, comunistas, socialistas y libertarios antifranquistas, como en aquella ocasión" (J. Izquierdo, ib.) y nunca, añadimos nosotros, se puso tan de manifiesto el talante de Marcelo y la consideración de la que eran objeto él y Encarna en el abigarrado mundo de la oposición en Asturias al franquismo. Encarna, hasta su fallecimiento el 4 de octubre de 2007 y, durante muchos años la peluquería que regentaba en la calle Dindurra, forma parte también de la pequeña o gran historia del socialismo. Sin renunciar a su autonomía, fue el complemento ideal de Marcelo, a quien apoyaba y socorría cada vez que entraba en la cárcel: en 1967, de nuevo en 1969? y, por última vez, el mismo día que murió Franco: desde su domicilio Marcelo fue trasladado a la cárcel de Avilés, en cuyas dependencias fue torturado como nunca lo había sido, hasta el extremo de que temió por su vida.

En 1969, Marcelo se integró en la CE de la FSA-PSOE, constituida por iniciativa de Agustín González, recién llegado del exilio belga, ocupando el cargo de secretario. Según comentario que sobre el hecho realiza José Barreiro, en carta a José Mata del 17 de enero de 1970, "es el hijo del compañero que murió aquí en Francia (es decir, Alfredo García) y que vino aquí cuando Daniel (Iglesias). En fin, es de San Martín. Si no lo recuerdas, por lo que yo sé, se trata de un compañero aun joven y capaz" (AFJB; 34. 21. 18). No era mal aval el que recibía Marcelo, por lo que no tardó en asumir nuevas responsabilidades orgánicas. Así, después del XI Congreso de la UGT en el exilio (agosto de 1970), se integró como vocal en la parte del interior de la nueva Ejecutiva del PSOE-UGT, vocalía que mantuvo después del XII Congreso del PSOE en el exilio (agosto de 1972). Además, Marcelo, Agustín González y otros socialistas asturianos, jugaron un papel más que importante en la preparación y desarrollo del congreso de Suresnes (octubre de 1974), que culminó la renovación del PSOE nombrando a Felipe González primer secretario.

Una faceta menos conocida de la biografía de Marcelo es su capacidad de captación de nuevos militantes socialistas. En los años finales del franquismo no pocos jóvenes, inscritos o no en organizaciones antifranquistas unitarias como FUSOA, devienen en el PSOE-UGT atraídos, en buena medida, por su magnetismo. Uno de esos jóvenes, Faustino García Zapico, artífice destacado de la reorganización del socialismo en Avilés, recordaba que siendo estudiante en la facultad de Derecho de Oviedo acudió a una reunión convocada por la Asociación de Padres de la Universidad, en octubre de 1974: "Allí me encontré -decía en entrevista concedida el 20 de agosto de 1999 (AFJB; Sección Historia Oral)- con Miguel Virgós (presidente de la Asociación), que representaba a los carlistas, Alonso Vega a la Democracia Cristiana, Meana a la CNT y Marcelo García al PSOE. Yo en mi vida había hablado? ni había oído hablar del PSOE, yo, como todos, solo creía que existían los comunistas? Me sonaba todo a chino. Pero lo que sí me impresionó fue Marcelo, me enganchó totalmente?; me enganchó la autenticidad que me transmitió este hombre".

La muerte de Franco abre el camino a la transición democrática, en la que Marcelo, en plenitud de facultades, se implica con entusiasmo. Se le recuerda pegando carteles y recorriendo en su seiscientos las calles de Gijón, codo a codo con Encarna, pidiendo el voto para el PSOE en la campaña previa a las elecciones generales del 15-J de 1977. Después, sería concejal en la corporación municipal gijonesa durante los mandatos 1983-1987 y 1987-1991.

Pleno de vitalidad, Marcelo siguió ocupando cargos orgánicos a nivel nacional y regional (entre otros, vocal del Comité Federal del PSOE) durante la Transición democrática. Además, desde el año 1991, la agrupación socialista de Gijón lo incluyó en la nómina de los "históricos" al elegirlo presidente de honor; y en el año 1992 recibía otro reconocimiento más al incluirse en el consejo rector de la Fundación José Barreiro. Las raíces socialistas seguían aun vigorosas y, superando la fatalidad biológica que hoy conmueve a la familia socialista lo seguirán estando, son sus propias palabras, durante mucho tiempo.

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