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A falta de pan

Si uno no puede tomar angulas tendrá que conformarse con comer oricios

El otru día en mi sidrería amiga de la calle Cabrales ("El Altar" que decía el cura Bardales, a pesar de que él tomaba "vinu"), vi a un matrimonio comiendo sendas cazuelas de angula; tras preguntarle a Juan a cómo estaba la ración, me di cuenta, como Paco Martinez Soria con la ciudad, de que un año más olivaré en, para mí, tamaño manjar.

¡Ay! de los viejos tiempos en los que en el Pifu de La Guía la racionina estaba a doscientas pesetas. ¡Ay! de los anguleros del Piles que la llevaben a la droguería y la cambiaben por botes de pintura de Faro Verde pa pintar les lanches y los botes. ¡Ay! de aquella tortillina francesa de angules con refritín de ajos que me hacía Olvidín, mi madre. En fin, ya sé que un día es un día, pero me da que a pesar de que me gusten como llambedor, me toca tan sólo añorar aquel platau con paño níveo que en la Kelvinator, siempre en temporada, enriquecía nuestras modestas viandas.

En cualquier caso, "a falta de pan, buenos son los oricios", ¡que también me gusten mucho!

¡Felices fiestas a todos!

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