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La maldición de las elecciones

Valoración de las distintas ofertas electorales

Las primeras veces que pude participar en unas elecciones me sentí feliz. Por fin podía votar ejerciendo el derecho que a tantas mujeres valerosas les había costado sangre, sudor y lágrimas conseguir. Recuerdo haber metido mi voto en la urna con orgullo y hasta con un poco de altivez, sonriendo con sonrisa de superioridad al Sr. que me cogía el carnet de identidad como si él tuviera algo que ver en el asunto.

Las elecciones se fueron repitiendo, me acostumbré a cumplir con mi obligación de ciudadana cumplidora de la ley. Los resultados no siempre fueron positivos para mí ni para España, en mi opinión, pero me decía, será la próxima vez. Fui una seguidora de Adolfo Súarez con verdadero convencimiento, así que me dolió en el alma cuando empezaron a acosarle y atacarle todos, empezando por sus propios compañeros de partido. Un hombre que había conseguido que nuestra transición, hazaña harto difícil, se convirtiera en un modelo a seguir por todos los países.

Siempre he procurado votar con la cabeza y no con el corazón. No creo en ideologías trasnochadas. Creo en un trabajo bien hecho que redunde en beneficio de todos. No creo en promesas imposibles, ni en salvadores de la patria.

Y así hemos llegado hasta el momento presente, en el cual la debacle es completa. Tantos partidos se ofrecen a salvarnos de los otros que son malos y felones según ellos que casi no nos da tiempo a leernos todo lo que ofrecen. Básicamente insultan a los demás, olvidándose de las corrupciones en sus filas, resaltan las de sus oponentes y prometen dar trabajo, dinero y de todo a los votantes de pocos recursos, ¿Cómo? Quitándoselo a los ricos, que como no se dejan y ponen su dinero a buen recaudo, entonces se lo quieren quitar a la clase media, que fuimos los que estudiamos, no porque tuviéramos dinero sino porque teníamos voluntad y ganas de aprender, que trabajamos toda la vida para dar un porvenir a nuestros hijos y nos lo ganamos a pulso, ahora están acabando con nosotros.

Mi consejo para estas elecciones navideñas es: estudiar lo que necesitamos. Si hay un partido que lleva gobernando Asturias mucho tiempo y nos ha llevado a la cola de todas las comunidades, ha conseguido que tengamos la mayor presión fiscal de toda España, el impuesto más abusivo sobre las herencias, un paro descomunal, con casi todos nuestros postgraduados trabajando en el extranjero, la ciudades con hileras de negocios vacios, con trabas para la creación de empresas, con un aeropuerto totalmente venido a menos, cercados por tierra, mar y aire. Una corrupción tapada, caso Marea, Villa etc. Está claro que no nos interesa aunque ideológicamente creamos que estamos más cerca de él que de otros.

Si hay un partido, radical, emergente que promete imposibles, que denuncia corrupciones, sin mirar las suyas, que en tres días ya tiene unas cuantas. Que está dispuesto a unirse a cualquiera para gobernar, excepto al PP, que sus dirigentes son vulgares, nos dejan como patanes ante los gobiernos extranjeros. Que mienten como bellacos no nos interesa.

Hay otro partido que gobierna, con un dirigente que no es santo de mi devoción, que no sabe no contesta pero que al estar en el gobierno y tener más posibilidades de ganar, lanza a los demás partidos a rechazarle. También está teñido de corrupción como los demás, pero ha conseguido mejorar nuestra economía, ¿es suficiente? puede que no.

Hay un partido catalán con un dirigente que parece honrado. Serio pero que está desbordado por su propio éxito, está aceptando gente en sus filas que quizás no sean los mejores pero que los necesita porque no tiene a nadie. Es una incógnita con buen karma.

Izquierda Unida me gusta poco pero me consta que el Alcalde de Mieres es lo mejor que ha pasado por allí en mucho tiempo casi desde que era alcalde Vital Álvarez-Buylla, también votado por todos por su valía.

Resumiendo, hay que votar por un partido cuyas promesas se acerquen más a lo que necesitamos, que se comprometa a reducir la presión fiscal y el impuesto sobre sucesiones; a abrir Asturias al exterior; a crear trabajo con datos concretos, detallando que facilidades se van a dar a empresas que quieran establecerse en Asturias; mejorar la educación, consultando siempre primero a los profesores. Si encontramos uno, ese será nuestra elección.

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