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Turquía pone contra las cuerdas a la UE

Erdogan, de afanes imperialistas, quiere sacar tajada del problema de la llegada masiva de refugiados a Europa

Turquía, país aspirante a ingresar en la UE desde el año 2004 (a pesar de que solamente tenga en suelo europeo a un 3% de su territorio y el 10% de su población) está forzando a que Bruselas reconsidere sus relaciones con el gobierno de Ankara, en función de su permisividad con los 2´8 millones de refugiados sirios, afganos e iraquíes existentes en suelo turco y decididos en alcanzar la UE por medios irregulares mafiosos (atravesando Grecia, Macedonia, Serbia y Croacia); implicando una avalancha y hacinamiento de refugiados en el límite meridional de la zona Schengen que ha dado lugar a varios focos de conflicto causantes, incluso, del cierre temporal de sus fronteras.

En consecuencia, durante la pasada cumbre de Bruselas, la UE ofreció a Turquía poder reanudar las negociaciones de su ingreso en la organización; adelantar un año la eliminación del preceptivo visado a los ciudadanos turcos que pretenden acceder a la zona Schengen y, sobre todo, la entrega inicial de 3.000 millones de euros para reducir el flujo migratorio irregular hacia Europa; manteniendo a los refugiados en suelo turco hasta que puedan ser aceptados -de forma voluntaria- por sus países de destino (Alemania admitiría a 400.000 personas) . En contrapartida, el gobierno turco se comprometería a un mayor control de sus fronteras y readmitir a los inmigrantes irregulares que hubieran llegado a Europa desde suelo turco y que no tuvieran derecho al asilo.

Sin duda, el "sultán Erdogan" jugará esta partida con cartas más favorables que la UE si argumenta que, para controlar esta avalancha de refugiados que cruzan con balsas el Mediterráneo hacia Europa, la solución consiste en que Turquía sea parte de la UE.

Del mismo modo, al igual que un casero cobra a sus inquilinos, la manutención de los refugiados correrá por cuenta de la UE; de lo que, los actuales 3.000 millones de euros son solo el principio para que el "casero turco" esté satisfecho. Sin embargo, me temo que ello despertará un agravio comparativo en Líbano y Jordania sobre la manutención de los otros dos millones de refugiados sirios e iraquíes allí existentes. En este sentido, se acepta que el drama de los refugiados causado por la guerra de Siria es un problema que debería ser tratado tanto desde la UE como desde Naciones Unidas con medidas políticas, económicas e, incluso, militares, para vencer "in situ" al Estado Islámico.

Desde un punto de vista político, el problema que ahora plantea Turquía a la UE es

delicado porque, estando ya integrada en la OTAN, Turquía aspira a ser miembro de la Unión; siendo un país de 75 millones de habitantes, mayoritariamente musulmanes y de frágil cultura democrática (desde que Ataturk diseñó una Turquía moderna, laica y republicana). Hoy día y bajo la egocéntrica batuta del suní Erdogan, los elementales valores democráticos se están incumpliendo cuando se amordaza a la prensa crítica o la oposición política y se usa el Corán como seña de identidad.

A su vez, desde un punto de vista económico: ¿Resultaría viable integrar a Turquía?

Personalmente, no lo creo porque sería un matrimonio de conveniencia que hundiría la economía de la UE: Según el Banco Mundial, el PIB per cápita de Turquía del año 2.013 fue 10.971 dólares, tres veces menor al de España y dosveces menor a Grecia; similar al de los socios más débiles de la UE, tales como Rumanía (de 9.499 dólares) o Bulgaría (de 7.498 dólares), aunque ambos países tengan menor población que Turquía.

Desde un punto de vista internacional, la Turquía del "sultán Erdogan" parece añorar tiempos pretéritos del gran imperio otomano y, a día de hoy, podría albergar ciertos sueños expansivos (como los alberga Putin en Rusia) : Según el experto Rubén Amón (El País, 29-11-2015), mientras Putin se ha convertido en un nuevo zar que pretende perpetuarse en el poder para recuperar el territorio del antiguo imperio ruso mediante políticas de hechos consumados (caso de Crimea); Erdogan es otro megalómano que podría aprovechar la lucha en contra del cruel terrorismo del Estado Islámico (ISIS o DAESH) para resolver su largo conflicto con la insurgencia kurda y poder anexionarse el Kurdistán sirio e iraquí. Por lo tanto y dado que son "tal para cual", ya han vivido un primer encontronazo con el derribo del caza ruso en la frontera sirio-turca, con mutuas amenazas verbales posteriores que recuerdan la clásica animadversión existente entre ambos países: Revisando el curso de la Historia, desde el año 1.568 se han registrado 15 guerras declaradas entre el imperio ruso y el otomano.

A su vez, tampoco podemos olvidar la permanente situación de conflicto existente entre Turquía y Grecia (sobre todo respecto a Chipre), lo cual se traduciría en la oposición de Grecia al ingreso de los turcos en la UE. En este sentido, hace años y durante una visita a Atenas por un congreso médico, pude conversar con un colega cirujano griego sobre este tema y me percaté de que - a pesar de ser una persona muy moderada y de cultura exquisita - no podía reprimir su enorme resentimiento hacia sus vecinos turcos.

Además, desde una óptica económica: ¿Cómo se podría aceptar a Turquía en la UE si Grecia, con un PIB doble al turco, ha sido rescatada por Bruselas debido a su falta de liquidez? Resulta impensable que la UE tuviera que rescatar, simultáneamente, a dos países hostiles entre sí porque pugnarían para lograr el rescate más beneficioso.

A mi juicio, la incorporación de Turquía en la UE está injustificada por razones de tipo geográfico, político y económico. Más aún, pienso que dicha integración implicaría un lastre insoportable para la UE, dado que Turquía podría ser un socio conflictivo y poco fiable que incumpliera las directrices de Bruselas . Tampoco deberíamos olvidar que la UE ya tiene en "nómina" a otros países insolventes (Rumanía y Bulgaria) que, desde su admisión en Enero de 2.007, se benefician de la "mammella" europea: En Gijón somos testigos de ello, en virtud del colectivo de rumanos que se aprovecha de la solidaridad gijonesa; aunque, con la limitación de recursos existente, esta ayuda puede implicar un perjuicio para los propios españoles residentes en la ciudad que también la precisen.

En definitiva, considero que, a consecuencia de la actual crisis de refugiados existente en Europa y mayormente fomentada desde Turquía, la UE debería atender de un modo excepcional a ciertas demandas turcas (como la vigente partida presupuestaria para que los refugiados sean atendidos en los campos de acogida turcos y que desistan de cruzar el Mediterráneo); lo cual no significa que Bruselas deba reanudar las negociaciones de su integración en la UE porque Turquía no es un estado europeo en ningún sentido: Por lo tanto, Bruselas debería actuar con inteligencia y firmeza, evitando que Turquía le "ponga contra las cuerdas" mediante una coacción por el problema de los refugiados.

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