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Un recuerdo a la academia obrera de Rúa

Se cumplen cincuenta años del cierre gubernativo del singular centro de la calle Cura Sama

La experiencia de la academia de José Luis García Rúa, en un sótano de la calle Cura Sama, en el entorno de la plazuela de San Miguel, se gestó en el año 1958 y se consolidó durante el año siguiente. Siempre de la mano de un gijonés de extracción obrera y que accedió a estudios universitarios, e incluso al doctorado. Hace ahora cincuenta años, el Día de los Inocentes de 1965, la autoridad de la época clausuró esa vanguardista experiencia pedagógica que fue la academia obrera de Rúa.

Desde los seis hasta los trece años Eleuterio Quintanilla fue el maestro del niño José Luis en Gijón, en la Escuela Neutra Graduada primero y después, durante la Guerra Civil, en el orfanato Alfredo Coto. Del "maestro Quintanilla" heredó García Rúa ese espíritu de cultura comprometida, apegada a la realidad y a la pedagogía de los hechos. Tras sus estudios universitarios fue profesor en la Universidad de Salamanca y también en Alemania, pero pronto volvió Rúa a su ciudad natal. Enseguida se integró en los incipientes movimientos democráticos de aquel Gijón de finales de la década de 1950 con intelectuales como Paco Ignacio Taibo, Daniel Palacio, Francisco Carantoña o Francisco Vizoso con los que compartía tertulia y amistad pero no siempre sensaciones ideológicas.

Rúa alquiló un local, un sótano, en la calle Cura Sama número 6. Allí junto con otros comprometidos gijoneses que hacen de profesores y de apoyo, comienza su innovadora tarea. Hablamos de Juanjo Díaz, Luis Blanco Lorenzo, Ramiro Díaz Medina, Celso Cao, Julio Hernando Tornadillo, Baltasar Díez, Emilio Rodríguez Machicado, Miguel Ángel González Muñiz, Marcelo García, José Torre Arca, "Pin Torre", y de Tini Areces. Entre otros.

Se trataba de una academia de clases particulares pero, a la vez, con conferencias, excursiones y actividades varias, muy innovadoras para la época. Entre todos reunieron sillas y mesas usadas, y la academia se abrió el año 1959 acogiendo enseguida a un buen número de alumnos. Una costumbre habitual era que los alumnos cambiaban de lugar sin tener una mesa fija para cada uno, o que la mesa del profesor estaba al mismo nivel que la de los alumnos, sin que la clase tuviera la clásica tarima supuestamente dominante.

Fomentaban Rúa y sus colaboradores el espíritu crítico, y procuraban que los alumnos no fueran simplemente receptores sino participes en su propia enseñanza, siempre "desacademizada". Por ejemplo, entendiendo la lengua como algo propiedad de todos, entendiendo la historia como reflejo del pasado y de la que hay que sacar consecuencias, o las matemáticas como una forma de avivar el pensamiento. Allí dieron charlas, en las tardes de los sábados, personalidades como Gustavo Bueno, Alfonso Sastre, Agustín García Calvo, Ángel González, Mauro Muñiz, Luciano Castañón o Emilio Rodríguez Vigil.

La primera de esas charlas estuvo a cargo del propio Rúa que habló sobre "El hombre y la verdad". Tras ellas se instauró la costumbre de un coloquio entre el conferenciante y los asistentes. Hoy es casi obligado el coloquio pero en aquellos años era algo sorprendente, ya que lo normal era que el ponente "dictara su conferencia" y se fuera sin confrontar sus opiniones con los presentes.

Además de esa originalidad de la academia de Rúa en entender las relaciones profesor-alumno (lo que motivó no pocas trabas por parte de las autoridades educativas de la época, con cierres temporales incluidos), surgió enseguida la necesidad de contactar culturalmente con la comunidad, de llevar esa cultura de compromiso al gran público. Eso se logró, a través del teatro y de las charlas. Así fue posible, durante el franquismo, "conspirar en la vía pública". En cafés como el Manacor, Costa Verde o San Miguel, y potenciar en gran manera esa salida a la calle. Sobre todo mediante el teatro y más concretamente del grupo Gesto que se formó en el año 1960 en la calle Dindurra.

Muy importante para la cultura en Gijón la aparición de Gesto, años más tarde complementada con la fundación de la Sociedad Cultural Natahoyo y la Sociedad Cultural Pumarín, ambas en 1967, y la Sociedad Cultural Gijonesa en 1968. De esa manera (con charlas y teatro) la academia de Rúa tuvo posibilidad de llegar a la clase obrera planteando sus tesis no sólo en la "vía pública" sino en la "vida pública". Formalmente de una manera no clandestina pero es posible que con tanta carga de negatividad para el régimen franquista como los entonces ilegales partidos políticos. La academia de la calle Cura Sama -su dirección, su profesorado- fue coaccionada en numerosas ocasiones por las autoridades en los inicios de la década de 1960, e incluso por orden de la máxima autoridad educativa asturiana, Julián Gómez Elisburu, cerrada un tiempo y luego reabierta.

El 28 de diciembre del año 1965 las autoridades clausuraron, ya definitivamente, el local de la calle Cura Sama, la academia de José Luis García Rúa. Por otra parte Gesto -borrado de la Dirección General de Teatro- se reconvirtió en sociedad cultural acogida a la Ley de Asociaciones de 1964 promovida por Manuel Fraga, y en ella, en la Sociedad Cultural Gesto, se integraron como socios activos parte de los profesores y alumnos de la Academia. Por cierto, Rúa fue directivo de Gesto, presidente incluso. En agosto de 1969 la asamblea de socios lo eligió como tal y vemos en su directiva a nombres como Joaquín Iglesias que era el vicepresidente, el secretario era el recientemente fallecido Marcelo García y la tesorera Carmen Gómez Ojea.

García Rúa, en el año 1971 se incorporó como profesor, primero a la Universidad Laboral y luego al Instituto Séneca, en Córdoba ambos, pero es expulsado de los dos sitios. Comienza a dar clases en un colegio universitario de Jaén, y por fin hacia 1976 en la Universidad de Granada.

La academia de Rúa supuso en Gijón un antes y un después si hablamos de cultura popular tras la Guerra Civil. Apostó por enseñar desde un punto de vista que iba más allá que del mero aprendizaje, y haciendo de los ciudadanos más actores y menos espectadores. Recomendamos, para ampliar conocimientos sobre el tema un libro, "Un sendero de lucha. José Luis García Rúa en la academia de la calle Cura Sama, Gesto y Cras", de Leonardo Borque. Por otra parte Javier Morán redactó en LA NUEVA ESPAÑA (9, 10, 11 y 12 de enero de 2011) las "Memorias de José Luis García Rúa".

La memoria de sus enseñanzas sigue viva en la ciudad. El colectivo Aula Popular José Luis García Rúa organiza anualmente unas jornadas de debate y de vanguardistas actividades que siempre cuentan con una charla del profesor Rúa. El año 2014 se celebró la XVIII Semana Cultural con una intervención suya (en ese año cumplía 91 años) sobre "La globalización y sus inevitables consecuencias", y en enero de 2015 ya se celebró la XIX edición. El Aula Popular José Luis García Rúa cuenta para estas jornadas con colaboraciones varias. Por ejemplo, del Ateneo Obrero de Gijón, de la Sociedad Cultural Gijonesa, de Radio Kras, del Centru Social Sextaferia, de la librería y espacio cultural La Manzorga y del Equipo de Teatro la Máscara.

El ya nonagenario gijonés José Luis García Rúa -nació en la ciudadela de Celestino Solar, calle de Capua, en agosto de 1923- vive desde hace cuarenta años en Granada donde es catedrático emérito de su Universidad.

Nunca tuvo Rúa ningún reconocimiento, digamos "oficial", por parte de la ciudad que lo vio nacer. Apuesto que no querría tal cosa este gijonés ejemplar que es una referencia si hablamos de cosas como compromiso ético y honestidad.

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