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Tres décadas sin el faro del terno gris

Recordatorio de la figura de Enrique Tierno Galván cuando se cumplen treinta años de su muerte

La última cita sobre Tierno Galván que recuerdo haber leído, la encontré en la obra del profesor Fernando Gómez de Liaño, salmantino, catedrático que fue en Oviedo y vecino de Gijón, titulada "Casos y Cosas del Derecho; Crónicas de un tiempo". En una de sus páginas, el "procesalista" evoca el choque que a sus "tiernos" 18 años (1958) le produjo el encuentro con el magisterio del profesor Tierno en su cátedra de Derecho Político: "Produjo en mí la impronta de universitario, y la sensación de estar en un nuevo estadio de mi formación". Y el luego catedrático recuerda que acudía al Colegio Mayor San Bartolomé, donde Tierno mantenía tertulia nocturna, en lugar de acudir a otras llamadas que incluso hubieran podido ser más "tiernas"...

Tierno, terno gris, chaqueta cruzada, camisa blanca, corbata azul o gris, ejerció para algunos durante la larga noche de las tinieblas franquistas como bocina de advertencia y faro guía.

Fue testigo de los 40 años de niebla y sangre, que comenzaron con la del ovetense Arturo Alvarez Buylla, Alto Comisario en Marruecos, el día 17 de julio del 36, y terminaron con las de Humberto Baena, Sánchez Bravo, García Sanz, Paredes Manot y Ángel Otaegui en Madrid, Barcelona y Burgos, el 27 de setiembre de 1975, cuando el Dictador ya había recibido del creador su aviso de muerte.

Tierno frágil, con la vista más frágil aún, se empeñó en ejercer de bocina y faro... y avisó, alumbró, expuso, escribió, enseñó, resistió y desafió, medió y concordó, casi durante dos tercios de su vida.

Nunca dio patadas a la puerta del poder del laberinto. Le gustó "aldabonearla", avisando que estábamos allí, como dijo e hizo antes Manuel Azaña con sus actos y sus discursos a campo abierto?

Y busca buscando, el profesor del terno gris creyó encontrar una posible salida al laberinto español atando el hilo de Ariadna a la figura, que en mil novecientos cincuenta y pico, representaba el entonces "forzadamente" liberal y dialogante don Juan de Borbón. Y pensó en la corona como salida del laberinto, no como fin ni, mucho menos, como remedio de los males del laberinto. Que el remedio solo está en manos del hombre y la mujer libres; en las de ciudadanos y ciudadanas honrados/as, marchando a una con sus pares tras los tres pendones Igualdad, Libertad y Fraternidad solidaria.

Se resistió, como hoy se resiste la vieja Hispania "acaudillada", "católica" y "curial", la de las cruces y dalmáticas, de que habló Manuel Azaña en "El Sitio" de Bilbao. La misma España centraliega, intransigente y onésima que hoy descansa, cada día más inquieta, y se nota, entre los algodones y los millones evaporados del partido de las corrupciones y su gabinete en funciones.

Desde el dolor del fracaso político de su partido a la gloria de su alcaldía, Tierno pasó por la vida política sufriendo necesidades, incluso económicas, hasta convertirse en el ser y la palabra, el pensamiento y la alegría, de la villa coronada... Y de Madrid, como dice la canción, al cielo. Hoy en la capital, "sus amigos de siempre" le recordarán como profesor, fundador y Alcalde, que hizo del Madrid apagado y franquista, capital alegre y movida, moderna y europea.

"Yo le embromaba imaginándolo preocupado por el horario de carga y descarga de camiones", recordaba a su muerte Lázaro Carreter, -su "lazarillo"-. Se pueden hacer más cosas", me decía". Por hacer más, fundó su alcaldía en el sueño y la utopía.

Sueño y utopía de un socialismo de izquierda, o de una izquierda socialista, que se desveló y vio desvanecer enseguida, en mayo de 1979 junto a los de Gómez Llorente y tantos otros, cuyos ideales no ocultaron bajo ningún peluquín...

Madrid le lloró, hace treinta años, como a quien le dio nuevo ser. Hoy, treinta años después, cuando la capital aún sigue mal herida y frustrada por el vicio de la botella, de cuyo "popular extravío" la alcaldesa Carmena tiene "esperanza" de quitarla, puede volver a Madrid la luz "tierna" de su repetida aspiración a la unidad de toda la izquierda.

Es posible esperar que la izquierda ya mayor y acomodada, contra la que él luchó fuera y dentro del PSOE, salga pronto de su acomodo y tome, si el valor o la compañía no le fallan, el morral y la bota para recorrer el camino hacia el gobierno honrado y transformador de la izquierda peregrina?

Muchos ojos están pendientes, no pocos corazones se levantan y laten más acelerados?

Tierno, contra los excesos y la enajenación, advertía hace cuarenta años: "No nos damos cuenta de que cuando entramos en una activa discusión sobre muchos temas la idea ha sido lanzada desde arriba y no ha surgido necesariamente desde nuestra espontaneidad"...

Pueblo, antes del asalto, no sueñes; deja los instintos a un lado, razona, mece y descansa.

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