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Una "invisible" placa callejera

Se colocó en 1959 para recordar al músico y pintor Juan Martínez Abades

Merece la pena levantar la mirada a la altura del número 2 de la calle Santa Lucía, casi esquina con San Antonio, para leer la placa: "Aquí nació el 7 de marzo de 1862 don Juan Martínez Abades, pintor ilustre e inspirado autor que con justa fama honró a su tierra natal. El Ilustre Ayuntamiento de Gijón acordó dedicar esta lápida a su memoria en sesión celebrada el 10 de enero de 1956". Abajo figuran, en números romanos, el año de su nacimiento y el de su muerte, 1920.

Vanguardista diseño de la placa; vanguardista lo era entonces y ahora mismo. Lo cierto es que la placa tardó en colocarse más de tres años. Los concejales aprobaron hacerlo en enero de 1956 pero en realidad allí está, en la calle de Santa Lucía, desde el 26 de febrero de 1959.

¿Por qué el nombre de Santa Lucía para esa calle? Por la imagen de esa santa que había en la capilla de Santa Rosa, capilla derribada en el año 1873. ¿Dónde estaba la capilla? En la esquina de Santa Lucía con Santa Rosa, en el solar que hoy ocupa el edificio que alberga en sus bajos el bar Sinatra, muy cerca de la placa en cuestión. La calle de Santa Lucía se llamó durante unos años de Juan Martínez Abades, desde 1920, al poco de morir el artista, hasta 1939 en el que recuperó su nombre original. Desde el año 1990 Juan Martínez Abades está otra vez en el callejero de Gijón dando nombre a una calle entre Ezcurdia y Torcuato Fernández Miranda. Por cierto, calle del Pintor Juan Martínez Abades se llama. Nada sobre su faceta musical, que la tuvo y muy exitosa además.

Martínez Abades era gijonés, murió en Madrid el 18 de enero de 1920, y fue muy conocido sobre todo como pintor, pintor de estilo costumbrista (marinas maravillosas las suyas, algunas conservadas, y expuestas, en el Museo Casa Natal de Jovellanos), y como ilustrador en "Blanco y Negro". No pocas portadas de esa revista tienen su firma.

Pero también destacó Martínez Abades por su faceta como músico, como "inspirado autor" según dice la placa. Juan Martínez Abades fue el autor de la letra y música de cuplés famosísimos como "Flor de té", "¡Ay Cipriano!", "Agua que no has de beber", "Mala entraña", éxito de Raquel Meller, "Cariño" que popularizó Consuelo Vello Cano "La Fornarina", o "Los amores de Ana" que reverdeció en tiempos relativamente recientes gracias a las voces de Olga Ramos y de Ana Belén. Muy reconocido fue por ello, por esa faceta sicalíptica, de picardía erótica de las "varietés". Tan lejana a la "seria" de la pintura.

Su necrológica en el periódico "El Noroeste", el 19 enero de 1920, destacaba desde luego su labor pictórica pero aclaraba que "desde hacía unos años dedicaba su claro talento, su vis cómica, y sus conocimientos musicales, a componer canciones para las principales artistas de varietés llegando a alcanzar verdadera fama y obteniendo lisonjeros resultados económicos". Sin embargo la necrológica aparecida en el madrileño "ABC" nada mencionaba de sus cuplés. Igual "olvido" que la hermosa placa colocada en la casa donde nació donde aparece como alusión a su trabajo sólo una paleta de pintura. Por cierto, la placa está justo donde estaba la puerta trasera de un clásico café local, el café Oriental, con entrada principal por la calle Corrida.

Un libro de obligada consulta: "Juan Martínez Abades. El pintor del cuplé", de David Pérez Rodríguez y Jesús Félix Pascual Molina, que editó hace tres años el Museu del Pueblu d'Asturies. Un artículo: "El pintor Juan Martínez Abades, rey del cuplé" de Juan Ignacio Gracia Noriega, en LA NUEVA ESPAÑA del 4 de septiembre de 2001.

¿Otras placas "invisibles" como la de Martínez Abades?

Una en la plaza de Europa número 11 que es ciertamente invisible porque nada queda del texto y dibujo que en origen tenía. Recordaba que ahí había vivido Nicanor Piñole. Otra la que anuncia la consulta -con el horario incluso- del pediatra Avelino González. Se puede ver todavía en la fachada de la casa número 28 de la calle Covadonga, anexa al café Dindurra: "D. Avelino González. Consulta de 11 a 1 y de 4 a 6". Curiosa sin duda ya que casi hace cuarenta años del fallecimiento del filantrópico doctor.

Lo dicho, caminemos por Gijón con la cabeza bien alta.

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