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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Ceses a gogó

Agitación en el mundo de la cultura local, con viejos proyectos recuperados y destituciones

Es encantador que una señorona te cuente su vida y, si lo hace por las llamadas redes sociales o con algún tipo de publicidad, miel sobre hojuelas. Para que el rollo sea verdaderamente de marca mayor, la señorona tiene que escorar fuertemente a estribor, sin velos ni falsos velos de neutralidad. Es conveniente que cuente con un señor esposo más bien aburrido, blandito y que tire a la melancolía y que, por supuesto lo haga desde lugares tipo Somió, preferiblemente La Moraleja. Cada uno tiene su propia terminología: la recordada cantautora Cecilia hizo un acertado retrato en su inolvidable pieza "Dama, dama", aquella que era e alta cuna y de baja cama. Uno, como es de pueblo, se conforma con que su señorona de rigor sea de las medianías burguesas sin cunas demasiado altas ni camas profundamente hundidas y se conforma con una fachorra de aspiraciones literarias o, por lo menos, que no sea ágrafa del todo, porque entonces nos privaría del relato de sus quehaceres, es decir, una cotorra de club o cafetería no sirve a nuestros propósitos de entretenimiento, como no lo hace uno de esos sujetos habituales de partidas vespertinas y palillo en boca. Nuestra señorona literata ha de ser desinhibida e igual contarnos un viaje a la India, subida a lomos de un elefante, que colocarnos las habilidades de algún hijo, sobrino o nieto. Si la consejería de Cultura tuviera la suficiente sensibilidad, convocaría unas órdenes con algún plan de ayudas para señoronas bien con tendencia letrada de las que cuentan al público su vida sin rebozo alguno.

Los de la caritativa cirujana, cabeza del moriyonato local, han depurado una forma muy especial de poner a alguno de sus gestores de patitas en la calle: primero, lo filtran a su órgano de información local y luego, tras haberle dado unas vueltas y humillar a la víctima un poco, llevan la propuesta de cese al órgano colegiado correspondiente, en su caso, o lo firman directamente si el órgano concernido es unipersonal. En la fantasmagoría local tenemos a dos futuros cesantes: uno más adelantado que el otro.

El primero que está recibiendo el tratamiento es el ya cesado "in pectore" director de la Fundación de Cultura, para quien se pretende una sucesora -que no coincide con un nombre ya hecho público-, pero sobre la que se tienen dudas sobre si cumple con los niveles exigidos para el puesto. Sea lo que sea, se pretende que sea "de la casa", más que nada para evitar experimentos o injertos que se puedan malograr. El todavía titular viene de la parte de aquel concejal canoro con el que los de Cascos nos obsequiaron en 2011 y cuyo mérito en la materia fue dejar como un erial a la Fundación de Cultura, que si necesitaba cambios no eran esos precisamente, con proyectos como el de la Tabacalera de Cimadevilla completamente paralizados y del que, ahora, vuelven a sacarnos unos dibujos en colores como si fueran la gran cosa, cuando ya había dibujos y proyectos desde antes de que se ocuparan de los destinos culturales locales bablistas y cantantes.

El otro sujeto pasivo del que sus jefes no ocultan ya públicamente las críticas -y por lo tanto en rampa de salida- es el también todavía director del certamen cinematográfico de otoño: fantasma de los buenos porque suele aparecer como por ensalmo de no se sabe dónde y te coloca, a poco que bajes la guardia, sus fantasmadas de tal forma que te suelen dejar los bolsillos temblando. Lo peor es cuando las bolsas aflojadas son públicas, como es el caso de la cosa del cine. De momento, los responsables de su puesta en órbita no acaban de encontrar el momento adecuado para hacerle la cuenta y darle boleta. Probablemente el "non plus ultra" del tan desahogado como supuesto experto cinematográfico llegue con la rendición de cuentas del recién terminado ejercicio que ya se sabe, más que se barrunta, presentará una desviación monumental. Una vez aireado el tremendo déficit producido por enésima vez, habrá causa formal para el cese. De momento, ya se busca sucesor o sucesora, que todo puede ser.

Así estamos: entre señoronas grafómanas y gestores a punto de cesar, es que no ganamos para sustos. Y el gobierno municipal, con toda su cara dura, intentando vendernos lo de Tabacalera como el gran descubrimiento.

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