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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Una marcha anunciada

Una gestora que cuenta con algunos de los que entorpecieron el mandato de Martínez Argüelles

Quisieron fenómenos meteorológicos adversos que este año quedara insepulta la no sabemos si muerta sardina carnavalesca y, gracias a ellos, también, se nos librara de bochornosos espectáculos de mal gusto y dudoso humor, así como de las horrísonas molestias producidas por tamborradas y otras músicas ratoneras: lo que se dice un afortunado fin de carnaval pacífico. Deberían de ser todos así.

No tan afortunados han sido los socialistas gijoneses, que con la dimisión por asuntos personales de su secretario general, Santiago Martínez Argüelles, han perdido a un político de gran calado que ha sabido estar por encima de presiones impropias y llevar con mano firme, pero comprensiva hacia todos, el timón de su agrupación política local. Su marcha estaba cantada y tendrá que pasar un cierto tiempo para que se reconozca en su justo valor la gran aportación que realizó Martínez Argüelles a la convivencia no ya en su propia formación, sino en todo el municipio. Su posición en la segunda oleada de los políticos de la recuperada democracia significó la llegada al mando de los asuntos públicos de una generación nueva, la que se incorporó tras la aprobación de la Constitución. El momento que le tocó vivir no fue el óptimo para su marca política, devastada tras la irrupción del tsunami de la gran crisis económica que barrió el país, golpe del que aún no se ha recuperado el PSOE, por mucho que en estos momentos su líder nacional, Pedro Sánchez, se halle, por decisión real, en plena tarea de intento de formación de un nuevo gobierno.

Se va Martínez Argüelles probablemente harto de todo. Sobre todo de que su organización en lo local parezca no haber querido entender el mensaje de que se tiene que terminar con la política de familias y de la necesidad de andarse con equilibrios entre unas y otras, cuando el electorado ha dado muestras de no entender, o mejor, de que no desea oír ni hablar de esas cuestiones. Es difícil que la ciudadanía exija unos modos de hacer y de que integrantes de tu propia formación se empeñen en continuar empecinados en su visión de las cosas ya sobrepasada por la realidad. Y de tenerlos incrustados hasta en tu directiva. De ahí que para una persona con una visión amplia del mundo, con espíritu resolutivo, y consciente de las dificultades, desgastes personales, enfrentamientos estériles y esfuerzos requeridos para dar la vuelta a ciertas actitudes personales, cualquier oportunidad de actividad en otros campos que, al menos, ofrecen el alejamiento de estos circuitos viciados sea demasiado atractivo como para desdeñarlo y quedarse enfangado sin capacidad de movimiento en uno u otro sentido.

Para estos meses de interregno hasta la siguiente asamblea local que haya de elegir nuevo secretario general de la localidad, los socialistas se han decantado desde la directiva ovetense por más de lo mismo: un concierto de personas que representan a familias y sensibilidades, es decir, una comisión gestora en el sentido clásico "a la gijonesa", encabezada por el portavoz del grupo municipal José María Pérez con alguno de aquellos clásicos que entorpecieron activamente la tarea de Martínez Argüelles, pero cuya presencia la FSA ha considerado necesaria para garantizar una cierta paz hasta la elección de un nuevo primer secretario y la formación de su correspondiente comisión ejecutiva. Esto significa que el perfil deseado para quien haya de regir los destinos de la agrupación socialista gijonesa, de no cambiar las cosas, siga anclado en esa forma de hacer que hemos dado en calificar suavemente de clásica, pero que no parece ser la propia para afrontar con unas ciertas garantías de éxito lo por venir que, en realidad, ya está aquí. ¿Significa ello que los análisis efectuados hasta ahora implican que no se han entendido del todo los últimos mensajes lanzados por el cuerpo lectoral? Probablemente sea así y tanto al PSOE local como regional le falte dar todavía un par de vueltas al estudio de nuestra realidad social. De todas formas, todo dependerá de lo que suceda en Madrid y de si Pedro Sánchez obtiene o no su investidura como presidente del Gobierno. Sea cual sea el resultado, habrá de producirse un cambio y un acompasamiento de toda la organización socialista al tiempo nuevo, del que la parte local no será ajena. Llegados a este punto, observaremos, no sin una cierta sorpresa, algunas conversiones que hoy nos parecen casi imposibles.

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