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Musicólogo | Crítica / Música

Dignificar lo que ya es digno

Carlos Rubiera presenta "Asturianaes II" y repasa cuatro décadas de música

El proyecto llevaba varios años esperando el momento oportuno: cuatro años, un mandato municipal en el que Carlos Rubiera ocupó la concejalía de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Gijón. Ahora, el álbum "Asturianaes II" se presenta como la segunda entrega de una trilogía que busca ofrecer una versión diferente de la canción asturiana pasando la tradición popular por el filtro de la llamada "música culta" o "académica". Algunos entienden este proceso como una vía de dignificación de este repertorio, aunque quizás cabría preguntarse si la asturianada necesita ser "dignificada" o si esta pretendida dignificación pasa por la "intelectualización" de una música que no nació vinculada a los teatros. Yendo un poco más lejos, podríamos incluso preguntarnos por la autoridad de quien decide erigirse en "dignificador" de este repertorio.

Estos debates en torno a la tradición musical son recurrentes cuando nos encontramos ante un proyecto como el de Carlos Rubiera; al fin y al cabo no deja de ser una intervención más en la música popular, una propuesta con sello personal que ofrece una nueva versión del acervo musical asturiano y que cuenta con su público, como pudimos ver en el Teatro Jovellanos el pasado domingo. Rubiera salió al escenario para ofrecer un concierto en el que la asturianada compartió protagonismo con canciones de las diferentes etapas de su carrera. Cuarenta años de trayectoria da para tocar muchos palos, y así, en el recital, se entrelazaron estilos y formatos muy diversos que dan una idea delainquietud y la constante búsqueda de este músico desde su etapa como cantautor de la "nueva canción asturiana".

Predominaron los tiempos lentos, con piezas en las que el piano y el chelo dejaron un amplio espacio a la voz. El domingo Rubiera no tuvo su mejor día en lo vocal, quizás la llegada repentina del invierno le jugó una mala pasada, pero a medida que se iban sucediendo los temas fue encontrando su sitio, y a partir de la tonada "Pincheme con una espina" los fraseos vocales y los vibratos en los finales de cada verso comenzaron a sonar mejor. Las versiones más vivas contaron con el apoyo de un combo de contrabajo, batería y acordeón, que interpretaron el empuje de los ritmos ternarios en clave de jazz, como en "Texedora de Bayu". En los temas propios, además de las referencias a la tradición, afloraron temas de la realidad asturiana, como la emigración de los años sesenta en el vals "Llorando el Rhin" o la de la juventud actual en la sentida "Ya nun van a la Camocha".

Hubo espacio para el canto "a capella" ("Caballu al verde"), para el baile ("Suite del amor escuro") y para adelantos de un próximo "Asturianaes III" con "Campes de Tiatordos", en la que Llorián García llevó la voz cantante a la gaita. El remate lo puso la Coral Polifónica Gijonesa Anselmo Solar con versiones de Puccini y Verdi en asturiano y entonando la habanera "La Capitana", en la que también participó el público.

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