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Presidente de Nuevas Generaciones de Gijón

De prohibiciones, derogaciones y boicots

Si algo tiene bien aprendido la izquierda gijonesa es cómo utilizar una institución como nuestro Ayuntamiento para sus fines partidistas e ideológicos. Mediante una amalgama de mociones, cada pleno municipal se convierte en un foro de debate donde se derogan leyes nacionales, se versa sobre la paz mundial o el cambio climático y se plantean boicots al comercio exterior. Los tratados internacionales no se salvan de las garras de nuestros munícipes socialistas y comunistas y, en un alarde antiliberal, las prohibiciones afloran pese a que existan refrendos regionales, e incluso nacionales, a las libertades que cercenan.

Es curioso observar la poca responsabilidad que muestra esto con la sociedad gijonesa. Si para algo está el Ayuntamiento de Gijón, así como sus representantes, es para fijar el foco político sobre los grandes problemas que asolan a nuestra ciudad, no para diluirlos entre propuestas-marco elaboradas desde la sede central de sus partidos en Madrid. El paro, la burocracia asfixiante, la contaminación en la zona Oeste, la incertidumbre de un presupuesto prorrogado o el futuro Plan General de Ordenación Urbana tienen que abrirse hueco en los medios de comunicación entre paladas de ideología izquierdista, a golpe de boicots y prohibiciones que no compete a una entidad local dilucidar. Todo al servicio de la máxima de la izquierda por generar corrientes políticas que se disfracen de verdades incuestionables, amparadas por un pleno municipal donde las competencias de sus ediles importan bastante menos que la construcción de mayorías que refrenden estos postulados ideológicos.

Por último, quiero lanzar una reflexión para cuestionar esta ola de intervencionismo y extralimitaciones en el Consistorio. Observando las tres elecciones que hemos vivido en Gijón durante este último año, en las tres ha ganado un partido diferente. Esto significa que los gijoneses han votado diferenciadamente para cada ámbito competencial, exponiendo claramente a quién prefiere para la gestión de cada nivel de gobierno. Por ello, podemos concluir que estas prácticas habituales de la izquierda en el pleno del Ayuntamiento de Gijón no solo significan una ruptura de las competencias municipales, sino también un acto de irresponsabilidad con los gijoneses, cuyos problemas quedan relegados frente al afán de protagonismo de unos concejales que parecen desconocer la razón por la que los ciudadanos les han elegido.

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