La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Musicólogo

Sergio Dalma: una carrera a la italiana

Han pasado veinticinco años desde que el Festival Eurovisión disparara la carrera de Sergio Dalma. Un cuarto de siglo en el que este cantante catalán ha sabido mantener la estela de baladista que se forjó en aquel pico de popularidad sin salirse del guion establecido. No podemos decir que se haya renovado, porque el Dalma de entonces no dista mucho en lo musical del actual, pero sí que ha conseguido incorporar nuevos públicos y nuevos éxitos a su repertorio manteniendo una línea definida en todo momento. El pasado sábado hizo gala de su dominio de la escena en un Teatro de la Laboral abarrotado de público ansioso por entonar las baladas que le han consagrado en el panorama musical durante todo este tiempo.

La carrera de Sergio Dalma sigue el patrón del baladista italiano. Para empezar, ha saltado a la fama a raíz de su participación en un festival de la canción, sus actuaciones se han prodigado en innumerables galas televisivas y su imagen como artista cumple a la perfección los tópicos del galán conquistador tan vinculados al ideal de belleza masculina italiana: elegancia, romanticismo, etc. En cierto sentido, convirtió el escenario de la Laboral en un plató de televisión a base de luces y pantallas, y su propia aparición desde el fondo del escenario recordó mucho a la de cualquier "talent show" actual.

En lo musical también cumple a la perfección con los patrones del baladista italiano contemporáneo, y recuerda mucho a cantantes como Eros Ramazzotti o Gianluca Grignani. Baladas rock que combinan la contundencia de las guitarras eléctricas con el lirismo de los teclados y la voz; temas como "Eres", "Esta vez" o "Imaginando", que van de menos a más para romper en estribillos coreables, de ritmo muy marcado y plenos de instrumentación. El efecto está garantizado, y Dalma y su equipo lo saben, por eso llevan explotando la fórmula todos estos años.

La voz de Dalma también encaja con los cánones italianos; un timbre característico, con una aparente ronquera que le da un aire cargado de sentimiento a cada verso. No es una gran voz en cuanto a registro, y el sábado se vio cada vez que debía subir en pasajes agudos de temas como "Náufragos", pero tiene su sello personal y resulta perfecta para cantar al amor más romántico, que es el argumento recurrente de todas sus canciones.

El repertorio avanzó a un ritmo casi frenético. En dos horas sonaron una treintena de canciones con las que el catalán recorrió toda su carrera: desde su etapa inicial con "Déjame olvidarte", "Sólo para ti" o "Esa chica es mía", que guarda similitudes con el primer Alejandro Sanz a temas de su último disco, como "Tú y yo". Hubo espacio para el set acústico y para la versión de varios clásicos italianos: "El mundo" o "Te amo". Por supuesto, no faltó "Bailar pegados" y "Galilea", que cerró el concierto en los bises. Sergio Dalma tiene cuerda para rato, y sin duda seguirá vendiendo discos y llenando teatros allá donde vaya; ha conseguido llegar a un público de distintas generaciones que hacen suyas sus canciones, y lograr algo tan difícil en el mundo de la música suele ser garantía de continuidad.

Compartir el artículo

stats