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Crítica / Arte

Pintura y escultura de Pilar Camblor

La artista avilesina pasa revista en el Centro Museo Antón de Candás a su última etapa creativa

Pilar Camblor Rubiera (Avilés, 1960) es una artista multidisciplinar, que practica pintura, escultura y cerámica. Graduada en Artes Aplicadas y Oficios Artísticos como Interiorista, recibe formación añadida en la Escuela Municipal de Cerámica de Avilés, además de practicar litografía y grabado en Litografía Viña de Gijón. Casada desde muy joven y con dos hijos ya mayorcitos y emancipados, no es persona que corra los cien metros lisos en busca de la fama. Antes modera sus exposiciones y se presta a colaborar en proyectos comunitarios, como el "Proyecto Eugenia", referido a Eugenia Martínez Vallejo, "La Monstrua" de Carreño Miranda, en el IV Centenario (2014) del pintor avilesino del siglo XVII. Celebró su primera muestra en 1994, en el Centro Cultural de Castrillón. Diez y nueve años después (2013) la vimos en la sala de la Fundación Alvargonzález de Gijón. Podemos citar también, entre otras, su individual en el UBS Bank de Madrid (2014) y su presencia en colectivas de la Galería Pablo Ruiz de Málaga (2007), la Galería Gaudí de Madrid (2011) y en la Feria de Arte de Agrigento (Sicilia, 2007).

En el Museo Antón de Candás nos muestra Pilar Camblor 25 piezas, bajo el título "Evolución", palabra que en la portada del catálogo lleva unos números, el 8 en lugar de la primera letra y el 15 antes de la letra final. O sea, que estas 25 obras recogen el camino creativo de la artista desde el año 2008 al 2015, aunque 23 de ellas corresponden a los últimos cuatro años (2012-2015).

Una primera pregunta que viene de inmediato a la cabeza es por qué razón Pilar Camblor trabaja sus esculturas en diversos tipos de cerámica, como barro, gres o loza, en lugar de utilizar el bronce. Y la respuesta nos lleva a una serie de motivos, como el mayor coste del bronce y la escasez de talleres que lo trabajan en Asturias. Otra razón estriba en la facilidad con que la cerámica recibe color, bien mediante esmaltes vidriados o al engobe, cosa importante para una escultora que a la vez pinta. (También el bronce se puede colorear, pero tal operación requiere productos químicos y calor aplicado mediante soplete de fontanero). Pero el motivo principal, además de las sorpresas que encierra el barro, especialmente en piezas grandes, reside en sentirse la artista acompañada, formando parte de un colectivo y utilizando los grandes hornos de la Escuela de Cerámica de Avilés. Y digo esto porque al final del catálogo Pilar Camblor agradece su apoyo a esta Escuela y en especial al profesor y artista cerámico Jesús Castañón. La verdad es que tal aprecio y reconocimiento es mutuo, pues Jesús Castañón también se siente estimulado y gratificado por esta alumna suya, tan valiente y decidida, que acomete sus proyectos con gran tesón y entusiasmo.

Resulta más difícil dilucidar si piezas como "Sueño" (2008) o "Grito I y II" (2010) o "Sueño de bailarina" y "Piernas de bailarina" (2013) responden a circunstancias y emociones familiares o sociales vividas por la artista. Ciertamente los "Gritos", y más el primero, recuerdan la famosa obra del pintor expresionista noruego Edvard Munch, pintado en 1893. Pilar Camblor vive en Salinas, donde es bien sabido que toda su familia es surfista de reconocido prestigio. Esto puede explicar que en el catálogo, tanto "El hombre sin nombre" (2012) como "Sueños de bailarina"(2013) estén fotografiados junto al mar. De hecho, "El hombre sin nombre" representa, en su figura y medidas, al propio hijo de Pilar Camblor.

¿Y qué decir de los límites? Hay tres obras (2014) de esta serie en el Museo Antón, de buenas dimensiones (130x97 cm.), al acrílico sobre lienzo. El centro o el primer plano de estas obras apunta a traviesas de ferrocarril que sostienen líneas de alambre de espino. Parecen referirse al afán de los campesinos por acotar sus tierras. Pero en realidad este afán real es una metáfora de las circunstancias que constriñen a los seres humanos, bien sean "los límites impuestos por la propia conciencia o por la sociedad, como guerras, conflictos, injusticias, etc. Estamos atrapados en nosotros mismos", comenta Pilar. En efecto, es muy frecuente ver en sus esculturas seres humanos que se cierran sobre sí mismos. Algunos apoyan la cabeza sobre las piernas o se encogen en posición típicamente fetal. Otros están envueltos en alambres. Los hay más desenvueltos , sobre madera o cerámica, pero otros se cobijan entre paredes que forman diedros o triedros, a la manera de teatrillos íntimos o espacios protegidos. (Ver cinco obras sin título, del año 2015). Otros se encierran en pequeños módulos circulares o cuadrados. Muy pocos se muestran en actitud abierta. Los alambres de hierro cosen el cuerpo de "El hombre sin nombre" (2012), que sin ellos quedaría despedazado.

¿Y qué decir de los libros? Del cierre corporal de las figuras humanas de Pilar Camblor forman parte los libros, que parecen señalar un cierre mental, un aislamiento en historias propias o ajenas, una necesidad de encontrar a lo largo de nuestra cultura milenaria, los relatos que den sentido a la propia vida. Hay libros en cuatro de las piezas de Pilar Camblor. Por cierto, que en los humanos de Pilar Camblor, siempre esmaltados en un color ocre muy suave, como de piel blanca, no hay diferencia entre varones y mujeres. La autora huye de expresar anatomías externas diferenciales, como queriendo recalcar que el cerebro, los pulmones o el aparato digestivo de varones y mujeres son idénticos.

El próximo proyecto que Pilar Camblor va a desarrollar a lo largo del año 2016, consiste según palabras de la autora, "en interpretar sobre formas más o menos cúbicas en gres blanco a alguno de los integrantes de la Escuela de Nueva York", los pintores expresionistas abstractos Jackson Pollock, Mark Rothko. Franz Kline, Willem de Kooning, etc. con especial atención a los españoles José Guerrero y Esteban Vicente. Ambos tienen obra en España, uno en el Centro José Guerrero de Granada y otro en el Museo Esteban Vicente de Segovia (142 obras). En el Museo Antón tenemos una de esas formas cerámicas cúbicas, titulada "Pieza en desarrollo" (17x25x23 cm.2015), una especie de cama con dos almohadas y una excavación a los pies, pieza que volverá a ingresar en la Escuela de Cerámica de Avilés para ser pintada al esmalte o al engobe. Le deseamos éxito en este proyecto, que si sale bien, viajará por España.

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