Los del moriyonato no se atreven a dar la boleta al del certamen de cine, Nacho Carballo, aunque están que trinan con su gestión. Creen que si se quitan la molestia de tan incompetente personaje les resultará difícil que no salpique a la gerente del Jovellanos que le sostuvo, bien a pesar de los consecutivos déficits presupuestarios que el angelito ha ido presentado edición tras edición, las mismas en las que nuestra anual cita cinematográfica iba perdiendo fuste. Y este no saber qué hacer con él torpe de turno tiene paralizados a los responsables de los regocijos populares, es decir, los responsables de Divertia. Para cargarse a un inútil hay que dar soluciones a la superioridad y, sobre todo, además de asumir el riesgo y la responsabilidad sin pasar el muerto hacia arriba, tener bien preparada la sustitución del mediocre, es decir, no elegir a alguien con el mismo grado de torpeza o aún peor.
El problema del festival fílmico local es que había adquirido una impronta muy peculiar, habiéndose colocado en un nicho de mercado muy marcado, para cuya dirección hay que tener un grado de pericia obtenido bien en experiencias anteriores o aprendidas a lo largo del tiempo dentro de la propia organización. Como Nacho Carballo no llegó ni con una idea propia ni con conocimiento de los entresijos de lo que se venía haciendo, sólo ha alcanzado a dar tumbos sin encontrar un posicionamiento claro. Viaja a los festivales con su programador y su intérprete, uno bajo cada brazo y todos tan contentos. De esos viajes a diferentes citas cinematográficas, tan necesarios para percatarse de lo que hay por el mundo, saca poco provecho, por lo que podemos colegir que los tales viajes salen caros. Si, posteriormente, el resultado del certamen fuera al menos aseado, esos viajes estarían justificados y tendríamos que decir que estaban en precio.
Probablemente, aparecerán en el consejo extraordinario de administración de Divertia que los diferentes grupos municipales han solicitado los escandalosos números y desviaciones presupuestarias del mediocre Carballo, de tal suerte que le sacarán los colores tanto a la caritativa cirujana como al concejal responsable del circo local. Puede que, entonces, se sientan más animados a quitarse de encima al molesto figurante de medio pelo porque, de momento, las disculpas que el concejal presidente Martínez ha dado sobre las alegrías presupuestarias fílmicas no se sostienen.
Todavía estamos a tiempo de proporcionar un cambio de rumbo al Festival de Cine con un nuevo, o una nueva, responsable sin miedos de buscar a alguien llegado de fuera de nuestros límites locales o provinciales, pero con conocimiento de lo que se traiga entre manos, porque el actual equipo, y duele decirlo, sólo ha demostrado voluntarismo y una cierta improvisación. Porque no falla sólo Carballo, sino sus colaboradores más directos, es decir, tampoco hay equipo. Y probablemente esta constatación sea la que tiene asustados también a los responsables de Divertia: al FICX no hay por dónde cogerlo: ha de partirse de cero. Pero para eso Divertia tiene directivos duplicados con gerente del Jovellanos y los festejos y gerente de la propia sociedad. Muchos jefes para unos indios que no están a la altura.
Es una pena que una actividad que podría representar un marchamo de calidad para la ciudad y propagar su nombre positivamente, se haya convertido en un sello de mediocridad y decadencia, barn que es verdad que está a tono con otros aspectos de lo que este gobierno municipal ha traído a Gijón. Esto es lo que la coalición entre la CSI de Cándido y Morala -disfrazados de Podemos para la ocasión- con Moriyón y Couto da de sí: actitudes atrabiliarias, regresión y pequeñas miserias.