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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Un estorbo menos

Primera decisión para suprimir una de las "ocurrencias" culturales de Foro

La parte municipal de babor, con sus votos, ha tenido el buen gusto, en la junta rectora de la Fundación de Cultura, de poner en órbita estratosférica el engendro conocido como Arco Atlántico, aquella mediocre ocurrencia del concejal canoro casquista, de infausta memoria, que padecimos durante el anterior mandato.

Insiste, a pesar del revolcón, el primer teniente de alcalde en darle otra vuelta al defectuoso invento más por el fuero que por ganas de celebrarlo, es decir, para no aceptar una derrota así por las buenas. Le guía a Couto la esperanza de lo manifestado por los de Podemos sobre la vaciedad de contenidos culturales. Ahora, para la segunda intentona y que no pinche en hueso de nuevo, habrán de darle al magín para que el engendro parezca que tiene cosa cultural y que cuele; así, tendría sentido que el palo económico lo soporte la Fundación de Cultura. Un dinero éste el que los moriyonistas de Cascos pretenden tirar en unas celebraciones cutres y sin alma ni sentido cuando el ámbito cultural de esta villa marinera anda tan chuchurrío y necesitado de apoyos.

La Fundación de Cultura, y es una situación endémica de esta entidad municipal, presenta un gasto mayor en su propio sostenimiento que en actividades culturales, por lo que se debe afinar en las finalidades de gasto de esas actividades y no despilfarrarlas en inventos tan nefastos y vacuos como el Festival Atlántico de marras.

Estas cosas son muy del gusto de la supuesta magia del concejal Fernando Couto: adjudicar a otros departamentos y repartir los gastos que otros no quieren para sí. De esta forma, lo que tendría que estar bajo la férula de Divertia, se le pretende endosar a la Fundación de Cultura y como los de la junta rectora de la institución no se han dejado a la primera andan en el intento de vestir el santo a ver si, con vaselina, pasa una segunda.

Lo del Arco Atlántico nació muy torcido, sin idea feliz o infeliz, simplemente una pretensión de cultivar el ego del bardo Rubiera y salió adelante por su empeño. A los de Foro les ha quedado un occiso en el desván que pretende resucitar otro verano más, convertido en zombi.

Paradójicamente, los gobernantes municipales nuestros, tan peculiares ellos, pretenden endosarle a la Fundación de Cultura extrañas actividades que no le son propias y, al tiempo, son incapaces de proveerla de director o directora. Son las típicas desgracias de un grupo de desnortados, incapaces de llevar aseadamente los asuntos de un ayuntamiento. Líos y más líos, pero poca sustancia.

Podrían hacer un festival para atracción turística para aquellos aficionados, generalmente personas desocupadas de edad provecta, aficionados a la vigilancia de obras urbanas: en lugar de gastar a lo loco en pseudofestivales atlánticos, visitas a obras inconclusas, a calles peatonalizadas con enormes y férreas jardineras que impiden el paso de las ambulancias y otros pequeños desmanes urbanos difíciles de ver en localidades mejor gobernadas del entorno europeo.

Mientras todo esto sucede, al inquieto Couto, el angelito, no le falta tiempo para emprenderla contra el gobierno regional a costa de lo que sea y denunciar un supuesto ninguneo a Gijón.

Por su lado, lo que no depende del ayuntamiento forista funciona. El Grupo Covadonga, son ir más lejos, ha elegido nuevo presidente. Cabe felicitar efusivamente al recién electo, Antonio Corripio, y desearle muchos éxitos a favor de los miles de socios de la gijonesísima entidad.

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