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La sal de la tierra

La fortaleza que no se rinde de las mujeres, siempre presentes

Estaba pensando yo estos días quién era para mí la sal de la tierra. Siento decir que, en mi opinión, la sal de la tierra somos las mujeres. Siempre hemos estado presentes, hemos sido la fortaleza que no se rendía ante las adversidades, y ha habido muchas, la llave del hogar, la que da la vida y vela por ella, si nos hubieran dejado participar el mundo habría sido diferente.

Durante siglos se nos ha negado el mundo de la cultura, la enseñanza, no podíamos dar nuestra opinión. Qué estupidez masculina, con lo que podríamos haber contribuido a que el mundo fuera mejor. No habría existido la violencia de género, ¿O sí? Porque ahora aunque luchamos contra ella con todas nuestras fuerzas y desde todos los ángulos, sigue existiendo esa lacra. Todos los días recibimos la noticia de alguna mujer maltratada vilmente por sus maridos o compañeros. ¡Qué cansancio!

Para intentar no pensar en ese tema que me duele en el alma me puse a pensar porqué decimos la sal de la tierra como algo muy bueno. La sal que ahora nos quitan los médicos por eso de la tensión fue otrora importantísima para la humanidad. Era lo único que conseguía que se conservaran los alimentos sin pudrirse, por eso había muchas fábricas de salazones en donde metían la carne, el pescado y se mantenían frescos mucho tiempo. Por eso la sal era signo de riqueza y de vida.

Es increíble pensar que ya se usaba la sal en la Edad de hierro y en el Neolítico, pero la primera vez que está documentada es en China en la época del emperador chino Huangdi en el 2670 antes de Cristo. Incluso se sabe que con las recaudaciones de la sal se pudo financiar gran parte de la construcción de la Muralla China. De los primeros que utilizaron la sal fueron los celtas. Las minas de Hallein cerca de Salzburgo también fueron de las primeras aportaciones europeas al comercio de la sal. En los primeros momentos del imperio romano los patricios exigieron que todas las personas tuvieran derecho a una porción de sal, de ahí viene la sal común. La caída del Imperio romano dejó por las costas del Mediterráneo numerosas salinas. Tomaron el relevo Venecia y Génova. Algunas ciudades se hicieron famosas por la elaboración de productos que necesitaban mucha sal, como "il prosciutto di Parma", el jamón serrano de España o el "Jambon de Bayonne.

Cuando llegaron los españoles a América encontraron también salinas y el uso de la sal. Así llegó casi hasta el XIX. Incluso cambió algún hecho histórico como por ejemplo la marcha de la sal que organizó Ghandi y acabó con el imperio Británico en la India.

Cuando te adentras en la historia todo es tan interesante que no puedes parar.

Estamos en plena Semana Santa. Si, Semana Santa digo yo y digo bien. Porque para nosotros los españoles siempre ha sido Semana Santa, sí, ya sé que es una acepción católica y que pasó al lenguaje común porque había muchos católicos en nuestro país. Ahora no hay tantos pero de todos modos ese es el nombre que quedó y no hay porqué cambiarlo, así como en los países sajones se llama Easter, en Italia se llama "Pascua", en Francia "semaine de Pâques", en todas partes se caracteriza por consumir huevos de chocolate.

En mi casa hemos adoptado lo de los huevos de chocolate, los escondemos por todas partes y ponemos a los niños a buscarlos, lo pasan bomba y los mayores también. Esto lo hacemos porque siempre adoptamos las fiestas y costumbres de otros sitios que nos parecen apetecibles. No hay que renunciar a nada y esa manía de algunos de cambiar los nombres y no dejarnos celebrar nuestras fiestas a nuestra manera me parece que procede de gente sin empatía, con mucha mala uva, envidiosa y poco inteligente.

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