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Resta y sigue

Los papeles de Panamá dejan a Mario Conde y a la "Gauche Divine" española con una difícil papeleta

Resta, suma, sigue y cada día un escándalo más. Esto me hace pensar que la gente, incluso la que parece inteligente, es bastante tonta y no porque todos tropiezan con la misma piedra, si no porque no aprenden de los errores ajenos. En estos momentos en que están todos supervigilados y quien más y quien menos tiene algún enemigo que ha dejado en la cuneta, deberían saber que van a caer tarde o temprano. Pues no lo parece.

El último, el excelentísimo Mario Conde, nuestra gloria nacional durante unos cuantos años, el más admirado, envidiado, imitado caballero en nuestro país. Tan guapo, tan elegante, tan triunfador, tan rico, codeándose con la monarquía, la aristocracia, la jet set, vamos el no va más. Ahora "música de suspense" de repente se cae con todo el equipo, se descubren sus trapicherías y acaba con sus huesos en la cárcel. Pero hete aquí que se convierte en preso modelo, el verdadero conde de la prisión, da clases y consejos a sus compis carcelarios, y vuelve a ser admirado por sus congéneres. Sale de la cárcel, se muere su primera mujer, que debía de haber sido una santa la pobre y no pudo resistir más y nuestro Mario vuelve triunfante a las tertulias y a los medios de comunicación, igual de elegante y altivo, sentando cátedra como siempre, por encima del bien y del mal, disfrutando de sus maravillosas posesiones gallegas y echando la culpa de sus anteriores desgracias a todo el mundo menos a él.

Música de suspense otra vez, y ¡paf!... nuestro fantástico personaje es llevado a la cárcel, él y sus dos hijos y yerno por un quítame allá esas pajas, unos trece millones de euros de nada. Y todo el mundo especulando, los medios de comunicación frotándose las manos porque, otra vez, tienen tema de éxito y yo ya no sé qué pensar de la estupidez humana.

No pensaba ni tocar el tema pero ya que estamos con ella es necesario mencionar lo de los papeles de Panamá. Llegamos a un punto en que están todos pillados, políticos de todo signo, no sólo nacionales también internacionales. Hasta anda por ahí Cameron dando explicaciones sin parar.

En España nos encontramos que la mayor parte de los miembros de la "Gauche Divine", los Imanoles, Almodóvares, Ane Belenes, etc... tan preocupados ellos por las desigualdades sociales, la pobreza, la educación y el buen ejemplo, que se retratan en la Amazonía o Nigeria rodeados de niños y mamás depauperados a quienes ellos llevan la alegría, -la verdad no sé que van a hacer con ella- todos niegan indignados su culpabilidad, resulta que ellos les dieron su dinero a un asesor que lo único que tiene que hacer es doblarlo o triplicarlo y cuando el susodicho asesor llega y les dice "me diste 1.000 euros y te devuelvo 5.000" se ponen muy contentos y no preguntan, se lo embolsan y a vivir que son dos días. O sea, se suman a los que no sabían nada de nada. Tanto poner verde a la Infanta Cristina porque decía no saber nada de lo que hacía su marido, resulta que ellos tampoco sabían nada de lo que hacían sus asesores.

Como decía Cicerón en la primera catilinaria contra Catilina que por cierto estaba presente, "Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra", se quejaba aquí de la conjuración y malas artes de Catilina y como ni el cónsul ni nadie le castigaba por ello, claro que Cicerón era un valiente y defendía sus ideas en todas partes, sin miedo, así acabó asesinado por orden de Antonio, de quien siempre había sido incondicional enemigo.

Mi pregunta es porqué los ciudadanos normales, entre comillas, tragamos todo esto y más que venga. Tenemos pocos medios contra la mentira, la maledicencia, la avaricia cochina. Algunos llamamos a la sensatez, a la unidad de todos, a la responsabilidad, la solidaridad, a dejar en paz pasadas contiendas, ya hemos sufrido todos suficientes. Pero no se nos escucha. Dejemos que nuestra hermosa lengua común sea utilizada por todos los españoles con orgullo, como una maravillosa herencia de nuestros antepasados y hablemos nuestras lenguas o dialectos de la zona en familia, con amigos y vecinos, sin pagar dineros absurdos para que nos traduzcan en lugares oficiales cuando todos nos entendemos.

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