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Medias tintas y calamar

Xixón Sí Puede, la fiesta de los toros y las distinciones municipales

Pepe Robles, que tuvo acreditado "chigre" abierto en la plaza de la Constitución, antes incluso de que se abriera "El Centenario de Colón" y antes fue marmitón en el vapor "Lucía", de Bermeo, cuando algún "playu" le pedía calamares en su tinta, (a los madrileños, ni los atendía) decía rotundo: "Yo sólo trabajo calamares a medias tintas, lo aprendí cocinando en alta mar".

Dame la impresión de que mis admirados vecinos que trabajan en la cocina política de "XSP", andan como el famoso Pepe Robles, cocinando sus calamares,"a medias tintas".

Dícense enemigos de la fiesta taurina, o sea de las tan tradicionales cuan bárbaras corridas de toros y, sin embargo, evitan el ir directamente al toro, y en su lugar van al juez? Y pretenden impedir las corridas de este agosto no por c?, sino por sentencia, por culpa de la calificación de dos toreros montados. No andemos con monsergas: las corridas se califican por sí solas.

En París celebraron una sin muerte del toro, a la portuguesa, allá por los primeros años del siglo pasado en una Plaza en la rue Pergolese. El público, al ver a un caballo destripado por un toro, corriendo por la plaza sobre sus tripas, abandonó la plaza, que en cinco minutos quedó desierta. Lo cuenta Rusiñol, artista que fue testigo presencial de aquella "gloria" de España?

En Gijón, como en toda tierra de toros lidiar, casi siempre morían de 6 a 12 caballos y, por lo menos seis toros. Los toreros, se cuentan con los dedos de una mano?, y sobran dedos. Evidente, desequilibrio entre los contendientes.

Es verdad, que la fiesta de los toros salvó algunas vidas. Dio de comer al hambriento, de beber al sediento y dio de ganar a "Praderito", al que no mató el toro en el Bibio, sino el empresario en plena calle Corrida. A un conocido almacenista de coloniales, que respondía a las iniciales de D.F.Q., en tiempos de la galerna civil lo encerraron en el Banco Español de Crédito de la calle Corrida, que ya antes de Conde era antesala de la muerte. Y antes de que los dedos pulgares giraran hacia el suelo, señalando el sacrificio, uno de los que decidían, dijo: "D.F.Q. no merece la muerte, nunca vendió sus caballos viejos al Bibio, los dejó morir en la cuadra de su almacén". Y del trance, salió con vida.

También es cocinar a medias tintas el lanzar torpedos olorosos a las cursis distinciones que forman, por nuestras vanidades, parte central de la fiesta de San Pedro. Antaño, los ediles para "celebrar", repartían "riches" de pan entre los pobres censados, siempre de la prestigiosa fábrica de don Tomás Zarracina; libros preciosos, entre los escolares galardonados; y elogios desde la tribuna pública a los ciudadanos que los había merecido?

El nombrar hijos era excepcionalísimo. El reparto anual, o casi, de hijos, y medallas, es cursilería reciente. Y como todos los años no hay para cubrir dignamente el cupo?, pasa lo que pasa, "Que la torre, pisa".

Suprímase la fiesta cruel; suprímanse los premios ociosos, y dejemos el Piles correr?

Yo creí que estas cosas iban a decirlas los concejales de Xixón Sí Puede, pero veo que, como Robles, cocinan el calamar a medias tintas, y esto no es renovación, sino "restauración", aunque se aderece con coleta sexy. Ser o no ser, he ahí el dilema.

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