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Profesor de Geografía e Historia

Don Tancredo

Menos parches y más soluciones estables para la metrópoli asturiana

Vuelos súper baratos, bienvenidos sean. Cada empresa es libre de aplicar la táctica que considere más oportuna, ahora bien desde el punto de vista del análisis de las soluciones estables, ni es normal que un vuelo desde Asturias ida y vuelta a Madrid valiera 300 euros antes, ni es normal ni tiene lógica económica que el vuelo a Londres cueste ahora 25 euros. ¿Y a nosotros, qué? Mejor para el usuario, ¿no? A corto plazo y particularmente sí, bien para quien se aproveche de esta ganga que suponemos por un tiempo más corto que largo. Pero desde un punto de vista estructural deberíamos prever que no sea pan para hoy y hambre para mañana, cabe recordar que las nuevas rutas están subvencionadas con millones de euros de dinero público por el Principado de Asturias. Tampoco tuvo mucha eficiencia económica ni ética cívica en su tiempo la política de los de Zapatero, que tenían España en 2009 con un 11% de déficit público y la dejaron en 2012 con 6 millones de parados, de regalar ordenadores a cada escolar con dinero público. Para quien individualmente se lo dan gratis es mejor que pagarlo, se rebatirá superficialmente. Sucede sin embargo que gratis no hay nada, alguien lo paga. Pero además, desde el punto de vista ético: ¿hay que usar los impuestos de las clases medias, para regalar un segundo ordenador a los hijos de los ricos? Parece que el sentido de las ayudas y subvenciones públicas no debería ser indiscriminado, sino en función de los objetivos estratégicos y las rentas personales. Quizás la ayuda en vuelos a empresas privadas debería estar condicionada a mantener el servicio una serie de años.

En el caso aéreo casi todos están muy contentos porque ponen vuelos a Londres, y más vuelos a Londres, siendo el inglés de hecho la principal lengua internacional común, y vuelos por debajo del precio de coste. Ahora bien, además de Londres el aeropuerto nudo de comunicaciones en Europa es el aeropuerto de Fráncfort en Alemania central, de ahí que ya veremos el éxito de conexiones a Ginebra o Venecia, no les pase como a la de Lisboa. Esto viene a cuento de lo que ha sucedido con la denominada Autopista del Mar de Gijón a Saint-Nazaire (Nantes), ha funcionado un par de años mientras duraban las subvenciones europeas, y con un 80% de ocupación ahora ha sido sustituida al menos temporalmente por la ruta desde Vigo, sede de la Citroën española. Lo conveniente y lógico sería reabrirla con carácter estable y precios competitivos, pero prolongando la ruta, ya hacia el sur Oporto o Lisboa, y hacia el norte, hasta el sur de Inglaterra o Rotterdam (Holanda), principal nudo de rutas marítimas europeas. Volvemos aquí al tema a su vez de las conexiones intermodales del aeropuerto de Asturias que, como el puerto gijonés del Musel, no deben ser considerados solo en sí mismos, sino también como polos y motores de su ámbito de influencia. Que la vía del tren esté en Santiago del Monte a dos kilómetros del aeropuerto y sin conexión con él, por terreno con relativamente poca densidad de viviendas ni relieve especialmente accidentado, mientras se habla del área metropolitana central, resulta llamativo.

Quizás va siendo hora de dejar de decir que hay que hablar del área metropolitana central asturiana, sin decir apenas en concreto, y empezar a plantear cuestiones analizables y soluciones objetivas. Ahí tenemos el problema de los residuos sólidos urbanos. ¿Incineradora sí o incineradora no, por prejuicios ideológicos? Si la empresa dice que contamina poco y los ecologistas contradicen que contamina mucho, habrá que aclarar con datos comprobables el volumen de uso previsto y el nivel de contaminación en su caso, en relación a un medio ambiente sostenible y saludable, y las opciones disponibles. Siempre será mejor primero contrastar la información y después sacar las conclusiones, que no empeñarse en primero sentar cátedra y después tergiversar la realidad para que nos sirva de torre de marfil. Precisamente un tema central del área metropolitana es el de la mejora de las comunicaciones, también ferroviarias, transporte colectivo y por tanto menos contaminante que los coches de gasolina particulares. ¿De qué "metrópoli moderna" estamos hablando, si sus trenes de Cercanías son penosos? Desde luego la peor opción es quedarse cruzado de brazos, emulando los alardes de quietud de don Tancredo subido en su podio ante el toro a principios del siglo XX. Si en las últimas décadas la población de Lugo ha caído de 500.000 a 350.000 habitantes y la de León de 600.000 a 480.000, las perspectivas con Asturias perdiendo 10.000 habitantes al año no son optimistas a medio plazo: ¿qué pasará cuando se acaben las jubilaciones mineras? ¿Echaremos discursos sobre la metrópoli ideal, desde nuestra quietud?

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