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Psicóloga | Tormenta de ideas

Francisco: poco a poco...

El gran paso de un Pontífice que ya habla de dar a las mujeres el sitio que nadie debió quitarnos

Lloré el día que salió la fumata blanca. No sé por qué lo hice o quizás sí. Quizás sabía, como sé tantas otras cosas por intuición, que este también sería mi Papa. Sus primeras palabras, su gesto sencillo, natural y libre de todo empacamiento me cautivaron desde aquel día que lo vi en directo desde mi consulta, cuando por fin salió elegido. Su cruz de plata, recuerdo de un sacerdote ejecutado por Isis, su sotana blanca y sencilla, sin capa, con sus viejos zapatos... Recuerdo perfectamente cómo estaba segura de que algo había empezado a cambiar en esta iglesia a la que pertenezco.

Él es muy distinto a mi Juan Pablo II, pero es muy mío. Lo está consiguiendo. Ha abierto las ventanas para que el aire podrido, corrompido de las intrigas palaciegas del Vaticano, se renovara. Se ha negado a muchos de los privilegios de riqueza que otros anteriores a él utilizaban sin mesura (recuerdo los zapatos de Prada de alguno), a vivir con lujo en el palacete vaticano, y se ha quedado en una residencia mucho más modesta, ha abogado sin cortapisas por los inmigrantes, ha visitado los países más pobres, se ha enfrentado a la pederastia y ha pedido perdón por todo lo que se ha sufrido por su causa.

Y ahora nos pone a las mujeres en el sitio que nadie debió quitarnos. Es más propio de una sociedad antigua y retrógrada prohibir a las mujeres determinadas funciones por el simple hecho de ser mujer. Él se ha dado cuenta. No podemos estar eternamente postergadas en todos los ámbitos de la vida, y mucho menos en la de una iglesia que aspira a ser de todos. Es el primer paso, espero, para que pueda haber mujeres sacerdotes, para que estos puedan casarse, para conseguir objetivos que muchos católicos demandamos para poder seguir formando parte de esta iglesia, que tan apartada ha estado durante siglos de sus fieles, que han ido dándose de baja de una forma estrepitosa. Creo que quiere estar cerca de los que aún la formamos. Gente normal y corriente que tiene que enfrentarse a la vida y tener los pies en la tierra, entendiendo, perdonando y sobre todo integrando, que creo que es lo que él se propone pasito a pasito, porque enfrentarse a toda la curia debe tener su mérito.

Él debe lograr, y es extremadamente difícil, que los más jóvenes sepan que hay gente buena en esta comunidad que hasta ahora estaba cerrada a cal y canto a todo lo que implicara movimiento hacia adelante para progresar, para acercar la institución a los que la forman, que son los que sufren, pero también los que triunfan honradamente, aquellos que sufren maltrato, los refugiados, las víctimas en todos los países del egoísmo de todos nosotros. Está intentándolo y mientras duermo a mi nieta, pienso que para su generación esto será un gran paso, uno solo de los muchos que hay que dar para devolver la verdadera esencia del cristianismo a nuestra iglesia. Él, el argentino, puede conseguirlo, solo debemos tener fe, esa que otros han hecho que muchos pierdan. Dios le bendiga.

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