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Crítica / Arte

Miguel Galano: pintura romántica y silenciosa

Es la primera vez que Miguel Galano cuelga en Cornión, coincidiendo con el 35 aniversario de este espacio de arte. La muestra no tiene título, salvo el nombre del pintor. Hay 24 obras, casi todas de los últimos cinco años. En cuanto al soporte y la técnica, la mayoría van a óleo sobre lino, pero hay otras al óleo sobre papel pegado a tabla y dos grabados al aguafuerte y punta seca. Los precios oscilan entre trescientos y diez mil euros. Hace diez días se habían vendido ya más de la mitad de las obras, cosa sorprendente para los tiempos que corren. Lo que significa, primero, que Miguel Galano es apreciado como artista y la gente ha oído hablar de los numerosos premios que ha recibido; segundo, que hace cuatro años y pico que no expone en Gijón; y tercero, que la clientela de Cornión es la primera vez que ha tenido acceso directo a sus trabajos.

La trayectoria vital de Miguel Ángel García García, que tal es el nombre completo de Miguel Galano (Tapia de Casariego, 1956) es de sobra conocida. Licenciado en Bellas Artes por San Fernando de Madrid, fue durante veinte años (1983-2003) profesor de dibujo en las Escuelas de Bellas Artes de León (5 años), Mérida (5 años) y Oviedo (10 años), según circunstancias de contratos, oposiciones y traslados. Se jubiló de la enseñanza a los 45 años, por causa de lo que él llama "su cojera", o sea, sus dificultades de trato y comunicación social. Es un hombre alto y corpulento, de grandes huesos y evidente fortaleza. Su primera exposición se celebró en la Galería Vértice de Oviedo, en 1995. Tenía entonces ya 39 años. Parece una vocación tardía. Quería poseer como artista una identidad propia, pero tenía miedo de no ser moderno. Tal identidad apareció cuando, apartando obsesiones, decidió ser él mismo. Dice que abandonar la enseñanza le salvó la vida, que el arte sana, pero también duele. "Aprecio el dolor que hay en Van Gogh, en Munch y tantos artistas del siglo XX. Gozo tanto y con tanta intensidad como sufro" (Entrevista de Javier Cuervo. La Nueva España. 15-Feb.- 2012).

Han escrito sobre nuestro pintor, Andrés Trapiello (catálogo de Vértice , 2011 sobre Cartagena de Indias), Rubén Suárez (catálogo de "Dibujos de línea", Museo Nicanor Piñole, diciembre 2011), Juan Manuel Bonet ("Miguel Galano, pintor de Cracovia", Vértice 2012), y el escritor leonés Avelino Fierro ("Nocturno de Miguel Galano", Cornión 2016), entre otros.

No es Miguel Galano un pintor preocupado por cambiar de estilo y quemar etapas, como se vio obligado a hacer Pablo Picasso, famoso por las diversas épocas y variaciones de sus obras y la rápida asimilación de los diversos movimientos artísticos de entreguerras que podían hacerle competencia, especialmente el surrealismo. Una vez asentado en su propio estilo, Miguel Galano practica variaciones ligeras. En la muestra del Museo Piñole, Rubén Suárez hablaba de la "sutil poética de lo mínimo, la expresión de la forma con pasmosa economía de medios". De esta manera calificaba a Miguel Galano como un gran dibujante con mucho oficio.

Ante arquitecturas y monumentos, no es Galano amigo de las tarjetas postales. No enfoca edificios principales. Prefiere la sugerencia. Ahí están para demostrarlo cuadros como "San Tirso y el Museo" o "Tarde en el Evaristo Valle", imposibles de reconocer en un concurso de TV, porque pinta paredes, tejados y perfiles de edificios en la penumbra. Otros pueden tener alguna pista más, pero muy poco explícitas en todo caso, como "Noche en Cimadevilla" o "Teatro Arango". Tampoco es Miguel Galano partidario de colores cálidos y fuertes. Mirad como excepción la mancha roja de "Chalé donde El Piles". Sin embargo su gama de grises resulta variada y atrevida, comparable a la gama de blancos que anuncian los fabricantes de jabones de lavadoras. Miguel Galano retrata paisajes del alma, aquellos que le provocan emociones, algunos cercanos a Tapia de Casariego, como La Roda o La Rebudia; otros de Gijón y de Asturias, como Somió, El Tragamón, Penouta (Boal), Ferrera (Laviana), Arenas de Cabrales o San Esteban de Pravia. Pero ha viajado para pintar a Basilea, Zurich, Holanda, Cracovia y Copenhague, como buscando las luces moribundas de países del norte. La serie Kungs Parken, presente en Cornión, está tomada en Malmö, Suecia, la cuarta en la lista de ciudades verdes del mundo. Y la serie Assistens Kirkegaard en Copenhague.

"Trato de explorar la esencia de las cosas, su verdad escondida, más real que lo real", decía Miguel Galano en conversación con José Luis Piquero cuando expuso en el Museo de Teruel el año 2003. Y esto nos lleva a su exposición "Corotiana", en el Museo Bellas Artes de Oviedo, año 2012.

Porque Galano es muy corotiano en sus boscajes, parques, ríos al atardecer, como el Neira de Lugo, que admite inmediatas comparaciones con "El puente de Nantes" de Corot: una banda de verde delante, árboles retorcidos en primer término, luego el agua y después el puente. También en Miguel Galano los árboles adquieren gran protagonismo, hasta el punto de suprimir las personas de pequeño tamaño que ponía Corot en sus paisajes. Y terminamos hablando de Jean Baptiste Camille Corot (1796-1875), que decía: "Lo real es una parte del arte, pero el sentimiento lo completa. Si estamos verdaderamente conmovidos, la sinceridad de nuestra emoción se transmite a los demás." Ved si la obra de Galano "Corot en Somió", con el muro y los árboles del Museo Evaristo Valle visto desde el restaurante Las Delecias, cumple estos preceptos corotianos."

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