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Una señora con mayúsculas

Minica Figaredo, adiós a una mamá grande

Conozco a Minica (así la llamaba mi madre) desde que tardíamente me hice droguero. A lo largo de treinta y pico largos años tuve el placer no solo de despacharle sino de intercambiar pareceres sobre los hijos, nietos (como Jacobo el de Mavi) y la rabiosa actualidad, sus viajes a Palma, a Madrid, a Portugal, etc. No hace ni dos meses apareció por la tienda y me comentó su dificultad para entrar y salir del coche. Recuerdo que se despidió con un "Alfonso, le veo muy bien del cuello" y me regaló unas sonrisas.

Fue Minica, puedo dar fe, la mamá grande siempre al frente de la intendencia de su numerosa familia. En fin, vaya desde aquí, amén del más sentido pésame a mis apreciados Mª Carmen, Juan, Ángeles, Jorge, Dominica, Romualdo, Mª Victoria, Gonzalo, Mercedes y Cecilia, mi imperecedero recuerdo hacia tal señora con mayúsculas.

Descanse, merecidamente, en paz.

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