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Portavoz de Xixón Sí Puede

Sonría, presidente Fernández, y prepárese para el cambio

Decir que es responsabilidad de Xixón Sí Puede que Foro gobierne Gijón es el mantra mal compuesto de los socialistas

El señor Javier Fernández, presidente del Gobierno de la parálisis de Asturies, falta a la verdad haciendo gala de una memoria selectiva muy alejada del rigor que se espera de un representante en sede parlamentaria. Fernández, ahijado político de Villa, hermano avispado del Areces bajo cuyo laxo mandato se produjo el "caso Marea" y caracterizado por la despreocupación para averiguar qué pasó en El Musel o en Sogepsa, falta a la verdad cuando afirma que Podemos apoya al Gobierno del Ayuntamiento de Xixón. Y olvida también parte de la verdad: su absoluta disposición a entregar el Ayuntamiento de Uviéu a la derecha más rancia d'Asturies fue un reflejo claro de un modo de entender la política como un espacio patrimonial y partidista, donde lo que menos importa es el qué y lo más valorado es el quién.

Fernández elude dar explicaciones sobre las supuestas irregularidades y presuntas corruptelas de su Gobierno y de Ejecutivos anteriores liderados por el mismo PSOE en el que el señor Fernández ha desarrollado su carrera profesional desde hace más de veinte años. Y para distraer la atención del dinero público dilapidado en años de grandonismo e inauguraciones bañadas en tortilla de patata no hace más que aferrarse al mantra mal compuesto de que es responsabilidad de Podemos que Foro gobierne en Xixón. No de un partido sin cintura negociadora, no de una organización que elección a elección pierde apoyos en Xixón, no de unas siglas que se resisten a aceptar que los tiempos han cambiado y piden acuerdos políticos y no un trueque de cromos por el sillón de la reina.

Por mucho que el señor Fernández repita su mantra -apto únicamente para memorias frágiles-, la realidad es que Xixón Sí Puede mantiene en el Ayuntamiento de Xixón una línea de independencia en defensa de los intereses de la ciudadanía. Así, muchas veces se alinea con PSOE e IU y en otras ocasiones consigue el apoyo de Foro para sus iniciativas. O se queda solo llevando las denuncias de la calle a los pasillos del Ayuntamiento. XSP no juega al cálculo partidista ni al postureo de los colores. XSP únicamente trata de llevar a la práctica el programa que miles de personas apoyaron hace un año en las urnas.

XSP busca consensos y ve con tristeza la soledad a la que el PSOE se condenó votando en contra del documento inicial del PGO frente al acuerdo alcanzado por el resto de los grupos municipales. Vemos a un PSOE que parece echar de menos las sucesivas anulaciones de sus PGOs en los tribunales y las marchas verdes a las puertas del Ayuntamiento de una zona rural que se negó a convertir los pueblos del concejo en bucólicas y plastificadas ciudades dormitorio.

XSP sigue esperando a oír desde las filas del PSOE explicaciones por los sobrecostes de más de 200 millones de El Musel o por su complicidad en megainfraestructuras ilegalizadas como la EDAR del Este, 36 millones de euros, o la regasificadora, más de 370 millones de euros. En total, unos 600 millones de euros despilfarrados sólo en Xixón con gobiernos socialistas y populares en las diferentes administraciones. Y de sus bocas no ha salido ni un simple "lo siento, me he equivocado, no volverá a suceder".

Ahora toca explicar qué ha sucedido en SOGEPSA, pero el señor Fernández prefiere mirar a Xixón y decir alegremente que XSP apoya a un partido que reclama ante los tribunales unas dietas que el Pleno les retiró. Olvida otra vez que éste es precisamente uno de los rasgos que diferencia a XSP del resto de los partidos. XSP renunció a uno de sus liberaciones, ahorrando 2.900 euros brutos mensuales a las arcas municipales, y sus concejales y concejalas cobran 1.959 euros, tres veces el SMI. Este portavoz, sin liberación, tampoco cobra dietas, unos 1.000 euros mensuales que revierten en la ciudad.

Sin embargo, señor Fernández, nos acercamos al 26 de junio y le invitamos a abandonar ese resentimiento, a asumir responsabilidades dando las explicaciones pertinentes a la ciudadanía y a compartir la sonrisa de un país con la que Podemos afronta la cita electoral. Una nueva oportunidad para demostrar que la vieja política, la del mirar para otro lado ante la cruda realidad, pierde credibilidad a pasos agigantados.

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