La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Qué bochorno

Lío en el supermercado al no funcionar la tarjeta de crédito al ir a pagar

El otro día tenía que comprar cinco o seis cosas y aunque no disponía de mucho tiempo porque tenía que ir a buscar a una amiga a la una y ya era un poco tarde, me pareció que si me daba un poco de prisa, no tendría porqué retrasarme, así que me metí en mi cochecito y para el supermercado me fui. Cuando llegué me di cuenta que estaba lleno hasta la bandera porque no había sitio para aparcar. Conseguí un sitito y entré en la tienda dispuesta a comprar las seis cosas que tenía en la lista, pero me encuentro con el chocolate, así que tuve que comprar del blanco para algunos de mis nietos y con leche para otros. Sigo y veo las magdalenas, con lo que le gustan a mi Cleo: un paquete al carro. Llego al pan, vaya tentación, me encapricho del pan con nueces, con queso, con sésamo. Sigo y veo las pechugas de pollo de oferta, la verdad que no las necesito, pero aquel precio, lo pienso un poco, "vamos a cacarear en una de éstas", pienso, pero no puedo resistir ese precio, y las compro.

Cuando llego a los quesos con aquella pinta se me hace la boca agua. Luego las pizzas, los yogures, los helados. Miro el carro lleno, miro la hora y veo que tengo el tiempo justo. Las cajas llenas hasta rebosar, por fin llega mi turno, ¡albricias!, pongo todo en la cinta rápidamente y entrego mi tarjeta para pagar. Se oye un pitido y dice "tarjeta prohibida", era la primera vez que lo veía. La cajera, amable, vuelve a meter la tarjeta. Esta vez dice "denegada", me pregunta ¿tiene usted otra? A mí que ya me parece poner una pica en Flandes tener una, le digo que no y que tampoco tengo dinero. Tanto ella como la gente de la cola amablemente comentan que eso pasa muchas veces con las tarjetas, pero en eso la caja se paraliza, los compradores empiezan a ponerse nerviosos, la cajera me pregunta si recuerdo que habíamos hecho algún gasto grande. Yo le aseguro que no y ella pregunta ¿y su marido? Empiezo a ver cara de conmiseración en el personal, leo sus pensamientos: "A esta pobre, el marido la dejó sin un euro" . Yo juro en arameo que mi marido no hace eso.

A todo esto, el tiempo pasaba. Llamo a mi amiga para decirle que me retraso, luego llamo a mi marido para que venga a rescatarme. Él siempre viene a ayudarme pero no es precisamente el rápido. Tarda un poco, mientras tanto me quitan la compra. Me entra la risa pensando que pudieran creer que podía echar a correr calle abajo con aquel carro. Por fin la tarjeta de mi marido funcionó perfectamente y me marché airosa, en loor de multitudes y aclamada. Es broma, nadie me hizo ni caso.

Al día siguiente fui al banco. Resulta que me habían retirado la tarjeta por temor a que hubiera sido manipulada y a los pocos días me llegó otra, pero no me libró del bochorno.

Cambiando de tema, sigo machacando con la supresión del impuesto de sucesiones. Acordaros que el PP y Foro prometen quitarlo, Ciudadanos no lo asegura tanto pero parece estar por la labor. PSOE y Podemos se niegan en redondo. No votéis a la ligera. Será un voto de un votante asqueado pero necesario.

Y ahora voy a recomendaros una película. Se llama "Si Dios quiere" es italiana, dirigida por Edoardo Falcone, que ganó el David de Donatello, equivalente al Oscar italiano, por el mejor director novel. Protagonizada por tres magníficos actores italianos, no muy conocidos aquí pero que deberían serlo: Marco Giallini, infravalorado en Italia pero que ha sido nominado varias veces al David de Donatello y ganado una vez; Alessandro Gassmann, hijo de Vittorio, que es escritor y actor y también ganador de un David; y Laura Morante, estupenda actriz ganadora de ese mismo premio. La película es divertida, tierna, maravillosamente interpretada. La fotografía estupenda, estupendos decorados de las casas con el refinado gusto italiano. La música genial. Por fin salí del cine con la sonrisa en la boca.

Compartir el artículo

stats