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¿Resulta sensato celebrar las Olimpiadas de Río?

La posibilidad de retrasar un año los Juegos Olímpicos por la creciente amenaza del virus zika

En febrero de este año escribí un artículo sobre el virus zika en este periódico, donde exponía su historia (que se remonta al año 1947 en un bosque de Uganda) y su progresiva difusión por África, sudeste de Asia y la Polinesia hasta alcanzar Suramérica:.De entrada, en el año 2010 se extendió por Brasil, luego por Colombia y, finalmente, se expandió a 24 países americanos, incluidos los EEUU. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que el zika convertirá una enfermedad endémica en una pandemia mundial con 4.000.000 de afectados, motivo por el que declaró el estado de emergencia sanitaria.

En España, la propagación del virus zika era relevante porque su mosquito transmisor (Aedes Aegypti) tenía un pariente ubicado en la costa mediterránea (Aedes Albopictus o mosquito tigre) que podría difundir el virus por picadura a personas infectadas recién llegadas de las zonas endémicas; aunque también se podía transmitir por vía sexual.

La clínica del zika era benigna (simulando una gripe) pero en mujeres embarazadas resulta de una extrema gravedad por vincularse a un incremento exponencial de la microcefalia fetal y lesiones neurológicas que implican una mayor mortalidad infantil.

Habida cuenta de que no existía un tratamiento etiológico específico para el virus del zika y de que las medidas físicas de prevención (repelentes, mosquiteras, evitar aguas encharcadas) resultaban poco eficaces, el artículo concluía recomendando evitar viajar a zonas endémicas (sobre todo las gestantes) y establecer un estricto control fronterizo de personas procedentes de dichas zonas con la sospecha de estar infectadas.

Desde entonces y tal como me temía, la expansión del zika no ha sido erradicada o ni tan siquiera controlada; hasta el punto de que se ha extendido a 39 países de América y motivado que un colectivo de 150 científicos de las más prestigiosas universidades hayan notificado a la OMS que el virus del zika implica consecuencias más graves sobre la salud de las que hasta ahora se creía.

Más aún, las declaraciones de Pau Gasol relativas a sus dudas a participar en estas Olimpiadas han incrementado la polémica, debido a informaciones privilegiadas que dice disponer procedentes de científicos americanos y españoles que cuestionan la idoneidad de esta convocatoria, pero sin entrar en más detalles. Se trata de un gesto respetable aunque parecido a un "tirar la piedra y esconder la mano"; ya que, si Gasol tiene información fiable que cuestiona la idoneidad de celebrar estas Olimpiadas, debería compartirla tanto con los deportistas como con la opinión pública.

Esta polémica invita a analizar las diferentes posturas existentes respecto a este tema : en primer lugar, la postura actual de la OMS y ratificada por nuestra Sanidad Exterior es de que los Juegos Olímpicos de Río se pueden celebrar porque el riesgo de contagio es bajo, si se toman las medidas preventivas necesarias. A mi juicio, ello se contradice con la postura inicial de la OMS (al decretar el estado de emergencia sanitaria) puesto que, hoy día, el virus del zika sigue en plena fase activa de expansión.

¿Cómo se puede mantener esta macro-convocatoria donde, aparte de los deportistas y de sus dirigentes, acudirán a Río cientos de miles de personas de todo el mundo que, al volver a su país se pueden convertir en magníficos vectores transmisores del virus? ¿Cuántos asistentes a Río cumplirán el protocolo de prevención indicado por la OMS?

Ante semejante convocatoria, el riesgo de contagio del zika debería ser ínfimo ya que, de lo contrario, se podría producir un terrible desastre epidemiológico. En este sentido, dudo que se respeten las medidas físicas de prevención del zika sugeridas por la OMS; incluyendo las de tener relaciones sexuales con preservativo o, si es sin él, cumplir una abstinencia sexual de 2 meses tras viajar a las zonas afectadas (sobre todo en caso de varones, ya que el virus sigue activo en el esperma durante ese plazo); abstinencia que debería extenderse a 6 meses en casos con sintomatología del zika.

Por otra parte, los deportistas españoles de élite están financiados por becas del Comité Olímpico Español (COE) y, para justificar o poder mantener su nómina, la mayoría de ellos desea acudir a Río salvo que el COE renuncie a participar en estas Olimpiadas (a instancias del COI). Dicho lo previo, temo que ello no sucederá dado que, salvo una rotunda evidencia científica para cancelar dichas Olimpiadas, presumo que hay en juego enormes intereses políticos y económicos que primarán sobre los criterios médicos.

En efecto, Brasil (la mayor potencia de América Latina) atraviesa una crisis política y económica sin precedentes; con recesión y pérdida de 3´8% del PIB en el bienio 2.015-2016 y una importante deuda pública; hasta el punto de que la propia directora del FMI considera la economía brasileña como preocupante. Incluso más, se ha invertido mucho dinero público en construir las infraestructuras precisas para celebrar estas Olimpiadas, mientras la Fiscalía está investigando a cinco de las constructoras implicadas en dichas obras por una presunta corrupción.

Si los Juegos Olímpicos de Río se cancelan y derivan a otra ciudad capaz de albergarlos (como Madrid), Brasil puede sufrir un cataclismo social del que ya existen indicios. Así, aparte de las turbulencias políticas, la inseguridad ciudadana en Río es alta (con una tasa de homicidios tres veces superior a Buenos Aires), localizándose tanto en favelas como en playas y zonas turísticas (con los robos cometidos por los arrastoes-bandas itinerantes). Posiblemente, al Gobierno de Brasil le interesa encubrir esas noticias para aparentar una normalidad que evite la pérdida de la afluencia turística prevista para el ya próximo mes de agosto.

A mi entender, lo sensato sería demorar un año la celebración de las Olimpiadas de Río y reducir en lo posible (que no eliminar) la amenaza sanitaria del virus zika. Así, tras el contagio de la enfermedad cuyo curso clínico suele ser leve o, incluso, asintomático; en la embarazada infectada (sobre todo del 1º trimestre) y debido a que el virus penetra la placenta, se ha ratificado en Brasil la alta incidencia de microcefalia (con 4.120 casos en el año 2015, lo que supone 25 veces más de lo normal) y lesiones neurológicas que implican un 85% de recién nacidos con déficit intelectual, de audición o visión y con crisis convulsivas.

A su vez, tampoco deberíamos olvidar la morbilidad causada por el virus del Dengue y del Chikunguña, que también son transmitidos por el mismo mosquito del zika.

En definitiva, quedan unos 50 días para comprobar si la OMS atiende los consejos de 150 expertos independientes o si cederá ante presuntos intereses políticos y económicos de seguir celebrando estas Olimpiadas en Río, a pesar de que ello pueda convertirse en una gran insensatez.

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