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Tormenta de ideas

Feliz cumpleaños

Tus rizos rojos, de sangre celta, tu ya incipiente temperamento hace que cada día me enamore más de ti

Me parece imposible, pero ya ha pasado un año. Un año entero en el que he vivido toda clase de emociones, he aprendido a quererte cada día más, y yo diría que a aceptarte, porque amor, llegaste de la mano de mis miedos, de mis temores, del terror que tengo a conseguir lo único que siempre había deseado antes de morir. Poder verte y disfrutarte. Sabes, lo sabrás, que yo no he aprendido hasta ahora a ser feliz, aunque lo soy y mucho, con esa felicidad de andar por casa...

Pero siempre parece que no me lo merezco, me siento culpable o pienso que algo malo puede pasar y esa felicidad se irá al traste. Yo siempre viví en un mundo en el que ellos nos protegían y su marcha fue un trauma para todas nosotras. Despertamos de una forma brutal a lo que era la vida y la muerte cuando no estábamos preparadas para ello. Pero llegaste tú. Llegaste a una casa, una familia en la que todos te esperábamos ansiosos... Con unos padres que sé que darían su vida por ti, como yo lo haría por ellos, por mis hijos... Sabes que al principio, mi vida, no sabía cómo quererte, me daba miedo, me paralizaba cuando te dejaban conmigo, me sentía ansiosa, nerviosa, no te disfrutaba. Ahora sé que era miedo, miedo a quererte como te quiero y no poder verte crecer. A que mis sueños, nuestros sueños, los de tu abuelo y los míos, se hicieran realidad: envejecer juntos con nuestros nietos, pasear contigo como hace el abuelo y hacer carreras a gatas como hace tu abuela... Todo eso existía en nuestras mentes mucho antes de que tú existieras en las de tus padres. Y es que eso, cariño, nos sucede a los mayores muchas veces... Es el vértigo del triunfo de la vida, de tu vida.

Y así, poco a poco, empecé a estar tranquila, a desear que no me dejaras dormir la siesta, a despertar y verte con los mofletes rojos y el chupo asomar por la barandilla de la cuna y supe, mi amor, que te querría hasta el infinito. No puedo ya imaginar mi vida sin ti. Tus rizos rojos, de sangre celta, tu ya incipiente temperamento hace que cada día me enamore más de ti. Y, ¿sabes?, nadie nos creerá, pero cuando me asomo a esos ojos verdes tan especiales como los de tu padre y de tu abuelo, me siento segura, en paz, me pierdo en ellos y sé que hay una conexión especial entre las dos...

Su brillo me recuerda al brillo de los ojos de tu bisabuela, que siempre reían, como los míos, mi niña, que según dice tu abuelo han recobrado vida desde que tú estás en la mía. Y sé que estoy loca, porque solo cumples un año, pero es tanto el amor que te tengo, que aunque me fuera ahora mismo... Tú recordarías mi mirada. Y cuando el tiempo pase y amarillee este papel, cuando yo me haya ido, lo leerás y sabrás que siempre siempre estaré contigo, porque nada ni nadie puede ya separarnos. Te lo juro. Te adoro, Paula, feliz cumpleaños.

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