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Exconcejal de Unidad Gijonesa

Reflexiones poselectorales

La situación de Unidos Podemos tras los comicios del pasado junio

Más de una semana después de las elecciones, el ruido mediático ha establecido que Unidos Podemos ha sido el gran perdedor de los comicios. Es curioso, sobre todo teniendo en cuenta que la coalición mantuvo los resultados de diciembre y que PSOE y Ciudadanos han perdido en total trece diputados. Hace mucho tiempo que Podemos primero y Unidos Podemos después es el objetivo a batir, de cualquier forma, a cualquier precio. Ha sido el objetivo común y lo sigue siendo en la actualidad. Dicho esto es preciso reconocer que los resultados de Unidos Podemos han estado por debajo de las expectativas creadas por las empresas demoscópicas, creídas por la propia coalición.

Hay en mi opinión varias causas para este fallido crecimiento. Unas son internas y pueden por tanto corregirse si se reconocen y se está dispuesto a corregirlas; otras son externas y habrá que ir acostumbrándose a ellas ya que como se dice más arriba hay que ir contra Unidos Podemos desde cualquier sitio, de cualquier forma y a cualquier precio.

A mi juicio, la primera de las causas del no crecimiento de la coalición está en el líder de Podemos. Podemos nació de los movimientos asamblearios del 15M, de los indignados que de manera espontánea fueron agrupándose en distintas ciudades para decir al sistema que hasta aquí habíamos llegado. Un movimiento ciudadano de este tipo tiene que tener alguien a la cabeza, alguien que sirva de portavoz, que lo coordine, pero no parece oportuno que éste sea un líder "carismático" y Pablo Iglesias ha ido creciéndose con el tiempo y los resultados previos, capitalizando unos éxitos que le corresponden en parte, pero que no son suyos exclusivos, al mismo tiempo que iba variando sus posiciones ideológicas en función del medio o la ocasión en que le preguntaran. Se puede ser comunista, socialista, de centro o liberal, pero no todo al mismo tiempo, y sus cambios de opinión solo sirven para sembrar desconcierto o lo que es peor, desconfianza.

Da la impresión de que en su afán por obtener nuevos votos Pablo Iglesias fue olvidándose de los que tenía seguros, que se ha ido alejando de los orígenes de su organización, que ha ido dejando por el camino a otros miembros de Podemos que son tanto o mas necesarios que él. Líderes los hemos tenido en el bipartidismo los últimos cuarenta años y ya vemos el resultado. Ahora queremos otra cosa. Iglesias tiene capacidad para rectificar, para ser lo que parecía que era, y está a tiempo. En todo caso, la oposición es un buen lugar para demostrar en la práctica lo que hasta ahora ha sido pura teoría, analizar los errores cometidos y volver a las ideas del 15M puede ser un buen camino.

Por otro lado la coalición de Podemos con Izquierda Unida no ha tenido el efecto multiplicador esperado. Los barones de IU que la han llevado a su casi desaparición, los que ya en diciembre se opusieron a presentarse unidos, no han conseguido su objetivo en esta ocasión, pero da la impresión de que han querido morir matando y cada una de sus intervenciones ha sido mas para poner palos en las ruedas que para despejar el camino. Hasta ahora, cada vez que se hablaba de la unidad de la izquierda, surgía un grupo nuevo que aumentaba la fragmentación. Unidos Podemos es el primer paso serio en ese camino y debe mantenerse y potenciarse aunque unos pocos tengan que desalojar su sillón.

Las causas externas del resultado de Unidos Podemos están tan a la vista, son tan evidentes que casi no merece la pena repetirlas. Partido Popular, PSOE y Ciudadanos, que no han sido capaces de ponerse de acuerdo para convertir en gobierno los resultados de diciembre, han sido capaces de cerrar filas contra el "invasor" y como en la guerra vale todo, han apelado a mentiras, medias verdades, Venezuela, y miedo, sobre todo miedo, ese puñetero miedo que nos maniató en la dictadura y que no hemos sido capaces de quitarnos de encima desde entonces; ese miedo cerval que nos lleva una y otra vez a agarrarnos a lo malo conocido porque nos han convencido desde niños que es mejor que lo bueno por conocer.

La victoria de Rajoy me recuerda un lema: ¡Vivan las cadenas! A la vuelta del destierro de Fernando VII, los absolutistas desengancharon los caballos de su carroza y uncieron a ella a personas del pueblo que lo llevaron hasta palacio. Fue en 1814, pero, bueno, vale.

Y una última reflexión. Unidos Podemos ha perdido más de un millón de votos. Alguno habrá ido al Partido Popular o a Ciudadanos, pero no parece que hayan sido muchos, la mayoría, por lógica, habrán ido al PSOE. El PSOE perdió cinco diputados sobre los resultados que ya habían sido los peores de su historia. Sin los votos perdidos por Unidos Podemos, ¿adónde habrían caído? Así que vamos a pensárnoslo dos veces antes de hablar de grandes fracasos.

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