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El "no" de las pancartas laicistas

Sobre la oposición de ciertos colectivos a la presencia de las autoridades locales en la bendición de las aguas el día de San Pedro

El día de San Pedro se celebró en Gijón una función litúrgica dentro y fuera de la parroquia de la que el primer Papa es titular, una brillante, emotiva y muy participativa eucaristía con la asistencia de numerosos fieles, tan grande que las naves del templo, madre de Gijón, quedaron insuficientes para abrazar a tantos gijoneses que emocionados y respetuosos siguieron con atención todos los actos de dentro y de fuera. Nada faltó para que todas las ceremonias sacras cumplieron su función: festejar la memoria del Príncipe de los Apóstoles a quien Jesucristo le prometió que sería la piedra sobre la que permanecería incólume la Iglesia contra la que nada han podido, ni podrán los fuerzas del infierno.

Todo fue perfecto: la belleza y la armonía de los cánticos, la elocuencia sagrada, a la que Jovellanos consideraba como la más grande de todas las manifestaciones retóricas; la majestuosidad de la liturgia católica que brilló con su más genuino esplendor... La presencia del Arzobispo dio más brillantez al acto. En una homilía de gran profundidad religiosa plasmada con matices retóricos de gran altura y capacidad persuasiva, Fray Jesús, hijo del pobre y humilde Francisco de Asís, además de enaltecer sin triunfalismo la figura esencial del pescador de Galilea, de sus tres negaciones antes que el gallo cantara dos veces y de su tristeza por las preguntas del Maestro sobre su amor y querer, pidió a la vez respeto y libertad para que los gijoneses naturales o no pudieron celebrar su fe y su tradición sin presencias espurias y exotéricas pancartas que querían su minuto de publicidad gratuita a consta de permanecer provocativas y altivas exhibiendo su particular forma comunista de intentar reprimir le fe religiosa de fieles y autoridades.

A nadie se le puede censurar que libremente y amparado en su conciencia, sea cargo púbico o no, ejerza un derecho humano fundamental, como expresar libremente su fe, lo contrario pasa en las dictaduras de todo tipo. Como afirmó con solemnidad el párroco, Javier Gómez Cuesta, quien tuvo una actuación brillante como máximo responsable de la ceremonia, la historia verdadera de Gijón está unida desde siglos al patronazgo del Pescador de Galilea, por lo tanto nada nuevo se ha inventado que no pertenezca a las raíces profundas de Gijón, sin las cuales ni se entiende ni se ama al Gijón del alma que tanta emoción cantaba la Alcaldesa, quien después del triunfo en Gijón de la coalición PP-Foro está más consolidada y menos acosada como regidora porque es estimada por muchos gijoneses bastantes más de los que sus adversarios piensan a quien por los visto sólo les une un laicismo negativo, capitaneado por edil Fueyo, que nada tiene que ver con que las instituciones públicas sean aconfesionales como reconoce expresamente la actual constitución, quien contempla la colaboración por el bien común de todos los ciudadanos., sin vetos y sin postureos altivos.

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