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Musicólogo | Crítica / Música

Un baluarte del pop español

Mikel Erentxun abre los "Íntimos del Botánico" con un concierto discreto

El ciclo "Íntimos del Botánico" es ya un clásico en la programación veraniega de la ciudad; una idea consolidada que cada año trae a la ciudad a músicos de cierta notoriedad para que ofrezcan un concierto con un formato sobrio y ante un aforo limitado que agota las entradas en todos los conciertos. Y es que no es sólo una oportunidad para escuchar las canciones desprovistas de artificios, sino también una ocasión para ver de cerca e incluso interactuar con artistas que suelen apostar por aforos más grandes y distantes del público.

El viernes se abrió la edición de 2016 con un acústico de Mikel Erentxun, un músico con más de treinta años de trayectoria que se resiste a dejar de producir nuevos discos y que cuenta con una marca personal que hacen reconocibles sus canciones con solo escuchar unos pocos compases: el timbre de la voz, el fraseo regular y pausado, el rasgueo de la guitarra. Todo suena a Mikel, y más cuando presenta sus canciones acompañado sólo de su guitarra acústica.

Comenzó con "Jugando con el tiempo", le siguió "Desfile", y después "Corazón de dragón". Una tras otra, las canciones se iban sucediendo ante una audiencia que escuchaba respetuosa en silencio y a la espera de algún clásico para lanzarse a dar palmas y cantar. Hubo algún conato con "Ojos de miel", y el aire rockabilly de "Los muros de Jerusalem" animó las primeras palmas entre el público, pero tuvo que llegar "Mañana", uno de sus primeros éxitos en solitario, para que se escucharan los primeros canturreos y la ovación final.

Al más puro estilo Dylan, se enfundó la armónica con soporte para interpretar "Tu nombre en los labios", y a partir de aquí comenzaron las sorpresas. Nadie se esperaba que el primer tema de "Duncan Dhu" fuera "Mujer sobre el papel" del disco "Autobiografía" (1989), el propio Mikel reconoció que no suele tocarla en directo.

Y poco después, otro clásico del grupo, "Entre salitre y sudor". Ya en la recta final, los éxitos se sucedían: "A un minuto de ti", "Esta luz nunca se apagará", "Palabras sin nombre"? Mikel iba soltándose, encontrándose cómodo y mostrándose más dialogante con el público, y se animó con una versión de "Just like a woman", de Bob Dylan. A estas alturas el público estaba entregado y cuando Erentxun hizo el amago de acabar el concierto no se movió ni un alma, a la espera de los protocolarios bises. El cierre de la tanda de propinas no podía ser más apropiado (casi obligado en el marco en el que se celebraba el concierto), naturalmente, "Jardín de rosas".

Punto y final para este primer concierto íntimo en el Jardín Botánico. Sonó bien, la gente quedó en general satisfecha, aunque por supuesto se quedaron muchos temas conocidos en el tintero y, quizás, a Mikel le faltó algo más de entrega, sobre todo en la primera parte. Próxima cita: el 22 de julio con "Marlango".

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