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Musicólogo | Crítica / Música

Una "Sonnambula" equilibrada

La soprano Olena Stroia se luce en el bel canto con su personaje de Amina

La "International Opera Studio de Gijón" afronta su segunda temporada con el reto de consolidar su actividad veraniega en la ciudad. Para ello, sigue apostando por óperas italianas del siglo XIX con estructura y argumentos fáciles de seguir, pasajes de efectivo lucimiento para los cantantes principales y una duración no excesiva. En esta línea, "La Sonnambula" de Vincenzo Bellini que han puesto en escena este fin de semana encaja a la perfección: una ópera del bel canto italiano que narra una historia de amor, celos y malentendidos en un paraje bucólico de los Alpes suizos con pocos recitativos y muchas arias para que los personajes expresen de forma desgarrada sus sentimientos.

Ha sido, sobre todo, una oportunidad para que las sopranos principales lucieran sus dotes vocales e interpretativas. Si en el estreno del viernes todo el mundo destacaba el papel de la canaria Abenauara Graffigna en su personaje Amina, el sábado la ucraniana Olena Stroia fue la gran protagonista encarnando el mismo personaje. Estuvo acertada en todos los momentos de la obra, tanto en la interpretación actoral y gestual como en la musical, transmitiendo con convicción los sentimientos del personaje. Estuvo comedida en los dúos con Elvino y destacó, como mandan los cánones, en las arias solistas. Sin duda su gran momento llegó en el segundo acto con el aria "Ah! non credea mirarti", el clímax dramático de la ópera en el que se conjuga la melancolía y el desgarro con una mezcla de contención y catarsis en la voz que Stroia afrontó con soltura y profesionalidad.

El personaje de Elvino fue interpretado por el tenor madrileño Quintín Bueno, que repite por segundo año en la IOS. Con menos oportunidades que Stroia para mostrar sus dotes, se mantuvo discreto en el primer acto, con buen papel en los dúos, y se reivindicó en las arias que abrieron el segundo acto, especialmente en "Ah! perchè non posso odiarti" El bajo argentino Gustavo Ariel Vita, en su papel de Conde Rodolfo, tampoco tuvo muchas oportunidades para lucirse vocalmente, pero sí destacó en su interpretación teatral. Más lucida estuvo la soprano Aurora Peña en el papel de Lisa, encarnando a la perfección los celos del personaje en la primera aria de la ópera, "Tutto è gioia, tutto è festa", buena voz, bien colocada y modulada para transmitir las pasiones y ambiciones del personaje.

El coro estuvo en su sitio, con intervenciones puntuales bien ejecutadas, y la Orquesta Filarmónica de Asturias (OFA) también resultó correcta, acompañando la acción y dejando el protagonismo musical a los cantantes. Buen trabajo del director José Gómez, que consiguió el equilibrio entre todas las partes para que "La Sonnambula" sonara convincente. Lástima que el público no acompañara, y no lo digo porque la representación no gustara, la ovación final y los aplausos en las arias destacadas, así como los bravos que se oyeron en numerosas ocasiones a lo largo de la obra, evidencian que gustó; sin embargo, por mucho que los presentes nos esforzáramos en hacer sonoros los aplausos, faltaban efectivos entre el público para que la ovación fuera contundente. Demasiadas butacas vacías en el Jovellanos, la razón pudo ser el día de sol en pleno sábado del mes de julio, pero la reflexión parece obligada, ¿es Gijón una ciudad de ópera?

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