Dos propuestas totalmente diversas se dieron cita en la final del V Concurso de Música Antigua de Gijón que estos días se celebra en el marco del festival. Dos formas distintas de entender y encarar este repertorio y un acercamiento también diferente en cuanto a la trayectoria de los dos dúos que se dieron cita en la final. Si la semifinal había contado con seis propuestas (no menos diversas entre sí) el jurado dejó la disputa del premio entre las dos parejas que habían destacado por su interpretación en el concierto y convirtió la final casi en un careo del que salió vencedor el público, que pudo disfrutar de un recital marcado por la calidad.
Abrió el concierto el dúo formado por Mario Braña (violín) y Elsa Pidre (violonchelo), y arrancaron con el "Dúo para violín y violonchelo en Sib M" de Giovanni Battista Cirri. A pesar de la buena elección de la obra y de la soltura con la que ambos músicos encararon la pieza, la interpretación no lograba la sintonía ni la brillantez del día anterior; fueron varias las imprecisiones en los desarrollos melódicos del Allegro, pero destacó la fuerza expresiva que mostraron en las pausas del Adagio. A medida que avanzaba el concierto este dúo iba ganando seguridad; así, el complejo "Contrapunto 14b" de "El arte de la fuga" (J.S. Bach) fue interpretado con maestría, con una perfecta conducción de voces y diálogos melódicos con carácter. Se lucieron en el "Allettamento da camera a violino solo e violonchelo en Sol M" de Carlo Tessarini, otra buena elección en la que destacamos el brío y el ímpetu del primer y tercer tiempo, donde se podía respirar la complicidad entre ambos intérpretes. Fueron segundos, pero se llevaron también el premio del público, y es que el jurado destacó su fuerza expresiva y su capacidad para comunicar en la forma de interpretar; el entendimiento entre ambos, la articulación de cada pasaje y los matices dinámicos son sin duda algunas de las claves para comprender su capacidad de transmitir.
"La Guirlande" es un dúo formado por Luis Martínez (traverso) y Adriá Gràcia (clave). Su interpretación apuesta por el rigor histórico, pero también por la rigurosa pulcritud en la interpretación. Su actuación rozó la perfección, y el jurado destacó esta cualidad, así como la buena compenetración y afinación en todo momento. Con un programa centrado en el preclasicismo, comenzaron con una versión a dúo del "Trío sonata en Fa M" de J.C. Bach: el adagio inicial sonó contenido, delicado, con una fluidez natural y una demostración de sincronización en el unísono entrecortado de la cadencia. Lograron transmitir la diferencia de carácter entre el ágil Allegretto y el animado Allegro assai, donde destacó el virtuosismo de varios pasajes, algo apagados sin embargo en las notas más graves del traverso. Acabaron con la "Sonata para flauta y clave obligado en Do M" de C.P.E. Bach, donde de nuevo mostraron virtuosismo en los largos fraseos melódicos del primer movimiento, un control magistral del tiempo en el Andante y echaron el resto en el Allegreto final, combinando el virtuosismo de los pasajes vertiginosos con puntuales ritardos. Simplemente espectacular.
