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En un lugar privilegiado

La vida de Fernando González Espina fue su mejor empresa, en la que nunca hubo crisis

El hombre muere para que nazca el héroe. Luis Cernuda

Me encuentro en tierras palentinas cuando me sorprende tu muerte amigo Fernando, y como no puede ser de otra forma, me viene a la memoria mi adorado paisano Jorge Manrique con las "coplas a la muerte de su padre".

Nuestras últimas conversaciones en privado han sido una reproducción del primer verso de esta copla, y siempre has tenido el valor de recordármela: "Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando como se pasa la vida, como se viene la muerte tan callando".

Lo decías sin dolor, ni siquiera con nostalgia. Lo aceptabas como un símbolo real de lo que a todos nos espera y especialmente tu veías acelerar a través de los signos que tu larga enfermedad te embestía encontrando frente a ese vapuleo de latigazos una fortaleza inigualable, llegando a vencerles en numerosas ocasiones con tu fuerza de voluntad y esfuerzo casi sobrehumano.

Hace muy pocas fechas, exactamente el 28 del pasado enero, con motivo de un reconocimiento que la Peña Puente de Mando te otorgó en el Club de Gof de Castiello, te dije públicamente que si "el mundo es como un libro abierto, y quien no viaja se va de el habiendo leído solo la primera página, tú amigo Fernando habías leído todo el libro, y hasta releído gran parte del mismo, lo cual, te pone en un lugar privilegiado del conocimiento de la humanidad".

Sí y es ahí donde quiero ahora situarte: Has hecho de tu vida la mayor empresa del mundo y has evitado que la misma sufriera crisis, pues has conseguido lo mejor que a una persona le puede pasar, y es ser querido porquienes te rodean. Has sido un hombre feliz, consiguiendo ser actor de tu propia historia sin ser víctima de los problemas. Nunca has temido a tus propios sentimientos, sabiendo que la felicidad no es tener una vida perfecta, sino que has sido capaz de usar tu dolor para abonar la tolerancia.

Nuestro sentimiento de tristeza en estos momentos, no es por tí que nos has dejado, pues sabemos que tú, allá donde estés serás capaz de hacerte con el mejor hueco, pues bienmerecido lo tienes. Es por nosotros que nos quedamos con el vacío que nos dejas.

Fernando, te damos las gracias por habernos mostrado sin reparos tu grandeza integral y habernos dado la oportunidad de disfrutar de ella.

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