En tiempos en los que los derechos y libertades avanzan de forma sostenida Gijón da la impresión de que ha tenido que pararse por decisión de algún grupo con influencia en determinados sectores. Gijón ha entrado en la fase de no se puede. No se puede ir a misa porque se molesta a quienes no quieren ir y a los que nadie obligar a ir, aunque ellos sí quieren impedirlo a otros. No se puede ir a los toros porque a los animales hay que cuidarlos en las dehesas y dejar que se mueran de viejos. La lista del no se puede se va ampliando de forma imparable en una ciudad que siempre ha pasado por tolerante y liberal, que, por fortuna, lo sigue siendo. Al paso que vamos, la prohibición se generalizará: no se podrá comer pan blanco porque se hace con trigo de Tierra de Campos que se quita a las avutardas; no se podrá correr por el kilometrín porque los sudores humanos contaminan la zona. La lista podrá alargarse hasta el infinito. La lista del no se puede.
