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Exconcejal de Unidad Gijonesa

Las mismas historias de siempre

Sobre la aplicación de la ley de la Memoria Histórica y los muertos que quedaron en las cunetas

La ley de Memoria Histórica se aprobó en 2007. Desde entonces, el Partido Popular, allí donde tenía mando en plaza se ha dedicado fundamentalmente a torearla. Ahora, en Oviedo, parece que el tripartito está dispuesto a tomar el tema del cambio de calles en serio y el Partido Popular vuelve a contarnos las mismas historias de siempre, lo de levantar viejas heridas, lo de la venganza, lo de la reconciliación y todo eso. También cuenta que ya en 2007 se formó una comisión que dio cumplimiento a la ley por lo que la comisión actual es innecesaria.

La comisión formada por el Partido Popular en 2007 estudió el cambio de catorce calles y al final acabó cambiando tres. Pretender cumplir la Ley de Memoria Histórica con el cambio de tres calles en una ciudad tradicionalmente de derechas, que luce en su escudo dos "títulos" otorgados por los golpistas, que fue la primera, tal vez la única, en hacerle un monumento a Franco después de su muerte y que necesitó de ocho años y un contencioso administrativo para retirarlo luego de la aprobación de la ley, parece, cuando menos, una tomadura de pelo.

Y mientras se decide qué calle o colegio cambia de nombre, miles de muertos del bando republicano siguen en las cunetas. Normal: si discutimos si "la gesta" es galgo o podenco, hablar de los muertos de las cunetas parece una utopía.

No hace mucho, un interlocutor al que acababa de conocer me sacó este tema, creo que en plan globo sonda, en plan de ver por dónde respiraba y dejó caer lo absurdos que eran "esos que quieren desenterrar a los muertos." Añadió, que al terminar la guerra, había, en las cunetas, tantos muertos de un lado como de otro, y que hoy, pese a esta paridad en los muertos, uno de los bandos (supongo que el suyo), había pasado página y daba por buenas las cosas como estaban. No sé cuántos muertos de cada bando había en las cunetas al terminar la guerra; no sé si eran mitad y mitad o cuál el porcentaje, aunque no parece descabellado pensar que la balanza se inclinaba claramente hacia un lado. Lo que sí sé es que ya en 1939, con la guerra recién terminada, el bando ganador, el golpista, el que traicionó la legalidad democrática, rescató a sus muertos y les dio cristiana sepultura mientras dejaba pudrirse en las cunetas a los perdedores.

Mi improvisado interlocutor se evadió cuando le pregunté por qué al término de la guerra los muertos en fosas comunes o en las cunetas eran de los dos bandos y ahora, salvo muy contadas excepciones, son de uno solo. Creo que ni me escuchó cuando le aclaré que "los que quieren desenterrar a los muertos", lo que quieren en realidad es enterrarlos dignamente.

El argumento de mi interlocutor, en contra de su voluntad, sería un buen alegato a favor de la aplicación de la Ley de Memoria Histórica si hicieran falta alegatos para hacer algo que es de justicia y que los golpistas ya hicieron nada más terminar la guerra.

Pero siguen insistiendo en que pedir, casi ochenta años después, que se les de sepultura digna a quienes se mantuvieron leales a la legalidad es abrir viejas heridas, es ir contra la reconciliación, es venganza. Es curioso, porque al parecer santificar ahora a un grupo de "mártires de la cruzada" como ya se hizo no hace mucho con otros, es justicia divina.

Termino con una frase de Pérez Reverte: "Los dos bandos tuvieron cunetas, aunque uno más que otro. Los que ganaron sacaron a sus muertos en el 39 y los otros deberían poder sacarlos. No es por memoria histórica, es por sentido común. Es justo y necesario. Me extraña que haga falta una ley para que triunfe el sentido común".

Pues ya ve Don Arturo, ni con una ley.

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