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Musicólogo | Crítica / Música

Nostalgia a ritmo de divos

"Los Testigos" repasan los grandes éxitos de los baladistas de los años setenta

Lo han vuelto a hacer. Un año más, la terraza del Jardín Botánico se quedó pequeña para el espectáculo de "Los Testigos". Si el año pasado presentaron un recorrido por los grandes éxitos del Festival de Eurovisión, este año el homenaje fue a los "divos" de la canción melódica, esos solistas con grandes canciones que todos guardamos en nuestra memoria pero que pocas veces aparecen en las historias de la música tratados con la relevancia que merecen. Un viaje nostálgico al pasado con el poder evocador de la música como vehículo. En la presentación, Pelayo Pastor rememoró los agónicos viajes en coche que muchos experimentamos hacia la meseta o el Mediterráneo, travesías interminables que solían contar con una banda sonora como la que configuraba el repertorio de este concierto.

Este es precisamente el secreto de "Los Testigos": cada año consiguen configurar un espectáculo intergeneracional, que interpela a cualquiera que haya superado la treintena, y lo hacen además mezclando el humor y el rigor, la parodia y el respeto tanto por las canciones como por los artistas y los compositores de las mismas. Así, las dos horas de recital con una veintena de canciones fluyen de forma natural, sin interrupciones, sin altibajos y siempre con la atención y la participación del público.

En esta ocasión el repertorio era más para escuchar que para bailar, temas con tiempos medios y pasajes para que los divos lucieran sus voces cargadas de los manierismos que hacen reconocibles a cantantes como Raphael o Julio Iglesias. En esto la voz cantante la lleva Kike Dembinski, que se despachó con solvencia con todos ellos: Bertín Osborne, Roberto Carlos, José Luis Perales o José Feliciano, entre otros, no solo imitando la voz y los acentos sino con los disfraces, los gestos y toda la puesta en escena. En lo estrictamente vocal, destacó la versión de "Nómadas" de Franco Battiato, sin duda el artista que mejor se ajusta a su registro.

La variedad de estilos y de lenguajes también contribuyó a la fluidez del repertorio, pero esto tuvo que poner las cosas difíciles a "Los Testigos" para conseguir adaptar cada tema a un formato de guitarras, bajo y batería sin perder el "sabor" particular de cada canción. Tiraron de imaginación y buen gusto para reducir piezas de orquesta a cuarteto pop y adaptar temas tan complejos en armonías, texturas y timbres como "Eloise" de Tino Casal. Un proceso de adaptación que exige desnudar las canciones y vestirlas con lo esencial, con los detalles característicos, ejecutando todo con pulcritud.

El resultado volvió a convencer a los asistentes: si el show comenzó pausado, con un público sentado cantando y dando palmas, el rock del "Gloria" de Umberto Tozzi subió la temperatura y todos se pusieron en pie al ritmo de "No me hables" de Juan Pardo. El remate en los bises rompió la tónica de "Los Testigos", los cuatro salieron al frente del escenario para cantar con el público la archiconocida "Son tus perjúmenes, mujer". Así se cerró este homenaje a los divos de la canción, una cita con "Los Testigos" que parece ya consolidada en la programación veraniega de la ciudad. La pregunta ahora es: qué prepararán para el año que viene. Permanezcan atentos.

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