Concluidos los fastos de una grandiosa Semana Grande, que sólo recibió el bofetón de la niebla en la noche de los fuegos, la ciudad, o sea Gijón, afronta una semana corta en la que hará todo lo posible por recuperar la normalidad, si posible fuera. Los negocios revisan sus cuentas para saber si los esfuerzos merecieron la pena, que la merecieron, y ajustan sus descansos; los particulares revisamos las tarjetas y confirmamos que, un año más, nos hemos pasado de frenada porque un día es un día y una vez al año no hace daño. Enorme Semana Grande, con el bofetón de la niebla de la noche de los fuegos. Es curioso el mundo político local que tiene representantes que quieren iniciar la caza del culpable de la niebla imposible. Mucha desesperación política albergan quienes buscan culpables de un accidente meteorológico. Pero la vida sigue y la ciudad supera los accidentes que le vayan poniendo por delante; la ciudad quiere volver a la normalidad.
