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Profesor de Geografía e Historia

Nos venden humo

Trenes sin vías, playas sin arena y ahora fuegos artificiales invisibles

Fuegos artificiales invisibles en Gijón. El rey Felipe II también echó la culpa a los elementos, cuando el fracaso de la Gran Armada para invadir Inglaterra, pues después de derrotados los buques hispánicos sufrieron tormentas en el norte de Gran Bretaña, volviendo a la península. Lo cierto es que si en Lepanto los enormes galeones fueron una ventaja en la decisiva lucha contra los turcos por el control del Mediterráneo, por tratarse de una batalla de infantería sobre barcos, en el canal de La Mancha para embarcar a los tercios de Flandes de Alejandro Farnesio en los puertos con poco calado de los Países Bajos, y frente a los barcos ingleses más ligeros de Francis Drake, que les envolvieron y bombardearon, su menor maniobrabilidad fue un lastre. Por decirlo así, la culpa no fue de la mala suerte, los tigres ganaron a los elefantes. En Gijón y Asturias parece que no aprendemos de los errores. Puestos a hacer un chascarrillo, podríamos proponer que los grandes tanques de la regasificadora se usen como enormes ollas para hacer fabadonas. Ya se sabe que las fabadas producen muchos gases? Estos no fuegos han sido otra guinda al repertorio de los desaguisados. Menos mal que la temperatura agradable, orquestas y buen ambiente salvaron la "noche grande". En Begoña teníamos el buen hacer de Assia, un clásico de las verbenas de calidad. Y en Poniente, "La Edad de Oro del Pop", con la potente voz de Chus Herranz y las tablas de Alberto Comesaña, con todo se ha echado en falta un concierto estival de primer nivel para una ciudad turística.

No es la primera vez que el escaso viento provoca una disminución significativa de la visión de las figuras de los fuegos artificiales. Lo que ocurre que la noche de este domingo 14 en Gijón se han sumado varios factores que han contribuido al nefasto y ridículo espectáculo de los peores fuegos en lo que va del siglo, con una casi nula visibilidad debida más al humo pirotécnico que a la bruma del clima. Aunque le quieren echar la culpa en exclusiva a la bruma -o sea la mala suerte-, las abundantes fotografías de antes y durante el espectáculo demuestran que antes de los lanzamientos se había disipado en un 80%. Las principales causas del despropósito han sido el poco viento y la prepotente manera de lanzar los fuegos. La situación no era imprevisible, de hecho las previsiones en internet de eltiempo.es, eltiempo.com como la propia aemet ya publicaban para esa noche escaso viento desde hace más de una semana. Había diversas maneras de haberlo evitado. La mejor, si bien más cara, efectuar los lanzamientos alternativamente desde dos ubicaciones, por ejemplo Cimadevilla al oeste y El Rinconín al este. O en último caso, no haber comenzado el espectáculo con una traca baja y densa que llenó de humo opaco el escenario, seguida de un rápido y masivo lanzamiento de artificios, habiendo separado más los cohetes en tiempo y altura. Como dice la serie del cine, en esta ocasión los fuegos en Gijón, peor imposible. Pero aquí se afanan en planes estratégicos, subcomisiones y subinformes, cuya utilidad de momento desconocemos.

Así que ya tenemos otro hito guay en Gijón, a sumar al Metro sin vías, el Plan de Vías sin estación intermodal y la playa de san Lorenzo sin arena: los fuegos artificiales invisibles. Acaso al año que viene los puedan hacer en "playback", solo con sonido y humo, y para no verse un pimiento se ahorran de dispararlos. Como sabrán, tenemos terminado desde 2008 un túnel de 3'5 kilómetros entre el museo del Ferrocarril y la plaza de toros del Bibio, y desde hace ocho años sin calendario ni presupuestos para su entrada parcial en uso. Desde la ampliación del puerto del Musel la playa de san Lorenzo cada vez tiene menos arena seca, pero hete aquí que autodenominados expertos y ocupa cargos municipales -que no gobernantes- dicen que hay mucha arena seca, o que cada vez hay más, o que si no la hay la playa se va a arreglar sola, o que es mejor cuanta menos arena tenga. Lo bueno de echar la culpa a la mala suerte es que así la culpa o responsabilidad no es de nadie, o se aparenta que se hace algo, o directamente no se hace nada a ver si las cosas salen bien solas, para de cualquier manera tener excusa si sale mal o si sale bien colgarse las medallas. Si me engañas la primera vez, la culpa es tuya; si me engañas dos veces, la segunda la culpa es mía. Por tanto será nuestra culpa si, con unas y otras cosas, los trenes, la playa con escasa arena y los fuegos artificiales, seguimos comprando humo. Y a pesar de ellos, sigue el atractivo turístico: Feria de Muestras, concurso hípico, festival de la sidra, inicio de Liga con el Sporting?

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