En la basílica del Sagrado Corazón de Jesús, la popular "la Iglesiona", la misa de la tarde de ayer no fue una celebración cualquiera. Álvaro Iglesias Fueyo, rector del templo, se despidió tras cuatro años ejerciendo en la ciudad gijonesa para regresar a Oviedo, su anterior destino durante más de cuatro décadas. Su puesto lo ocupará en breve Víctor Cedrón, de ahí que el templo se llenara ayer de palabras cariñosas de despedida.

"La de hoy va a ser una misa especial, donde todos juntos daremos gracias a Dios por haber tenido a don Álvaro como rector, quien nos ha acompañado en nuestro caminar cristiano y con el que compartimos muchos momentos de nuestra vida cotidiana". Eran las palabras con las que uno de los parroquianos introducía al sacerdote, tras las que no dudó al afirmar que "le echaremos de menos, pero sabemos que nos tendrá siempre presente en sus oraciones, al igual que nosotros le tendremos siempre en las nuestras".

Una frase que corroboró el sacerdote, Iglesias Fueyo: "Gracias de todo corazón por vuestra presencia hoy aquí; ser vuestro pastor ha sido un privilegio y un regalo inmerecido. Gracias por cuanto me habéis enseñado". Entre sus palabras también se pudieron encontrar versos como los de Machado: "Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar". Una frase que, dijo, suena aún mejor en una ciudad como Gijón, y que ejemplifica la labor "noble y desinteresada de un sacerdote".

"La nuestra es una vida de pasar de un lado a otro, con las maletas siempre prestas", explicó, "pero me voy con el corazón partido; un trocito de mí se queda en esta ciudad". Para terminar, resaltó que "no hay que andar con localismos, no importa si Oviedo o Gijón, porque todos somos de la Santa Iglesia: la distancia es corta, porque grande es nuestra fe".