Desde tiempos inmemoriales, pongamos que en los albores de la Transición, la polémica sobre los horarios comerciales, o mejor sobre la apertura en domingos y festivos, se está convirtiendo en eterna. El eterno retorno, en suma. Una sentencia judicial ha quitado las razones a las grandes cadenas en zona turística, que queda muy limitada. La realidad gijonesa nos dice que hay fechas en las que el caos comercial es total. Las grandes cadenas abren mientras que el pequeño comercio se mantiene cerrado porque dueños y empleados han de descansar y conciliar vidas familiares. No se sabe qué resultados se observan en las cajas de los establecimientos, pero se ve que serán buenos a la vista de la pelea por conseguir la apertura dominical. Una cuestión que tendría que llevar resuelta décadas sigue pendiente en Gijón, donde el carácter turístico está muy limitado a los domingos de agosto. Pero ahí sigue el sector metido en pleitos.
