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Tormenta de ideas

¿Y quién protege al niño?

El equilibrio del pequeño es lo que debe primar en cualquier batalla legal

Como todos ustedes sabrán más que de sobra, después de estos 16 años escribiendo aquí, gran parte mi vida son los niños. Defender sus derechos y salvaguardar su salud emocional es una de las metas de mi vida. Por eso me ha impactado tanto el suceso que conmueve a toda España. Ver a ese niño que lleva casi toda su vida con los que considera sus padres, en Valencia, llevado a la fuerza con su madre biológica parte el alma, y tu mente te dice que algo no va bien en este caso. Ni en este ni en otros muchos, por desgracia, en ese mundillo donde se les llena la boca hablando de la protección de los menores.

Yo no sé lo suficiente como para juzgar a nadie en este caso... Pero hay muchas preguntas en el aire que no puedo evitar hacerme: ¿por qué su madre biológica estaba en un centro de menores? ¿Es posible que simplemente por una rabieta de una niña de 11 años se le quite la patria potestad a una madre o había algo más? ¿Qué pasó para que se quedara embarazada? ¿Es esa una forma de proteger a una niña de 14 años? ¿Es cierto que nadie firmó el consentimiento para la preadopción? Y por otra parte... ¿Quién vela por ese niño que de la noche a la mañana pasa de un hogar estable a otra casa, en otra ciudad y otro entorno, con alguien que no conoce? No me posiciono en absoluto. La carta de la madre biológica me hizo sentirme muy mal porque comprendo su dolor, pero también el de unos padres destrozados que entregaban a un niño que aunque no lo hayan engendrado es realmente su hijo... He visto, quizás por deformación profesional, cómo el niño no abrazaba a su padre, porque para él, esto lo vivirá como un castigo, como un abandono, lo he visto ya destrozado, eso me decía su lenguaje corporal...

Y también he pensado mucho en lo que María José Abeng ha tenido que sufrir, sintiendo como ella, la injusticia de esos "dragones" que son los que mandan, el Goliat contra el que todos los que nos sentimos David, tenemos que luchar sabiendo que será muy difícil, porque son los que mandan, los que se protegen siempre unos a otros, de forma que el error acaba teniendo 4 años, de forma que ella ha sentido que le arrebataban a su hijo. Todo esto hace que te cuestiones cada vez más estas decisiones que acaban destrozando la vida de un inocente... Esas administraciones que tanto protegen al menor y que emiten una sentencia por la que de repente consideran que ese niño va a ser más feliz con su madre biológica. Entiendo su lucha, pero también la de sus padres ya cerca de la adopción, con el que creían iba a ser para siempre su hijo... Lo importante aquí no es el derecho ni de la madre guineana ni de los valencianos, aquí lo que debe primar es el equilibrio emocional del niño. Y permítanme decir que de eso por desgracia sé mucho. Del desequilibrio que muchas sentencias producen en los niños, del desgarro, del sentimiento de culpa que tienen cuando una decisión judicial les parte la vida en dos. Y luego entramos nosotros. Los que no estamos en la administración, pero tratamos por todos los medios de procurar que esos niños, todos, tengan el derecho a ser felices y no sufrir inútilmente.

Somos los psicólogos infantiles los que vemos lo que queda de muchas decisiones y sentencias, de muchas adopciones, de divorcios contenciosos... Y siempre pasa lo mismo. ¿Quién protege al niño? Yo esta semana solo le he visto a él. Su cuerpo paralizado y su alma quizás dañada para siempre... Insisto: ¿y quién protege al niño?

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