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Crítica / Música | Musicólogo

El poder del tango más romántico

La OFA comienza la temporada con aires rioplatenses

No es Gijón una ciudad que se distinga por su afición al tango. Sin embargo, tampoco es una música que resulte ajena; podemos decir que forma parte ya del acervo cultural de varias generaciones y cuenta con la simpatía de propios y extraños, sobre todo cuando suenan los temas más conocidos del repertorio rioplatense. La Orquesta Filarmónica de Asturias (OFA) lo sabe, y el pasado sábado configuró un programa lleno de piezas conocidas que convencieron a cerca de medio millar de espectadores que se acercaron al teatro de la Laboral para dejarse llevar por la nostalgia y el encanto de un recital que contó con el guitarrista Fernando Egozcue como maestro de ceremonias y protagonista junto a Claudio Contantini (bandoneón). Para completar el espectáculo, varios de los temas contaron con el baile de Eloy Prim y Umbe Aranguren.

La propuesta de la OFA funcionó, y es que el tango se adapta perfectamente a todo tipo de contextos y formaciones. La vertiente sinfónica de este género es una realidad que cuenta con su propia tradición, especialmente a raíz de que Ástor Piazzolla llevara esta música a las salas de concierto adentrándola en los cánones del repertorio clásico. El programa fue variado en todos los sentidos: se alternaron clásicos del género, como "Por una cabeza", "Libertango", "Volver" o "El Choclo", con composiciones de Egozcue, como "Dale" o "Lejos"; se alternaron piezas de orquesta con otras a solo o a dúo entre guitarra y bandoneón; los números de baile también fueron distribuidos a lo largo de todo el espectáculo. Sin duda, esta disposición hizo del recital algo ameno.

La OFA fue de menos a más; si en los primeros temas se observaron desajustes en tempos y afinaciones (especialmente en los diálogos con el bandoneón), a medida que el concierto avanzaba los pasajes sonaban más definidos y con mayor seguridad. Es verdad que el énfasis característico del tango, el arrebato, queda mitigado con orquestaciones de lenguaje romántico como la que acompañó a "Volver", excesivamente efectista. La obra más interesante de la noche fue "Viejos Aires", de Egozcue; ahí pudimos ver ritmos, arreglos y diálogos entre todos los instrumentos que iban construyendo una pieza con personalidad propia, y la orquesta pudo participar con más libertad y aportando algo más que una base armónica a la melodía principal.

Como remate, las cuatro "Estaciones porteñas" de Piazzolla, compuestas originalmente para quinteto y adaptadas a todo tipo de formatos. Hace unos meses la OSPA las interpretaba en el teatro Jovellanos con violín solista en la versión de Leonid Desyatnikov, que incluye citas de las de Vivaldi. La OFA optó por la partitura original dando protagonismo a la guitarra y el bandoneón. Sonó bien, equilibrado, y tanto la Egozcue como Constantini pudieron lucirse en varios pasajes. El final de "Verano porteño" desató la ovación del público, que reclamó bises, y consiguió dos. Sin duda, la OFA ha cosechado un nuevo éxito de público con su vertiente tanguera.

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