Tiene que ser comprensible el interés que nos levanta a muchos las anunciadas obras de la calle del Marqués de San Esteban. Las razones son múltiples. Esa calle era el símbolo de los viajes de infancia porque había que recorrerla para ir a la estación de la Renfe, del Norte entonces. En los años cincuenta del pasado siglo casi todos los viajes se hacían en tren. Décadas después había que recorrerla porque numerosos personajes de los más diversos ámbitos llegaban a la ciudad en tren y atendían a los periodistas según bajaban del Express, que había salido de Madrid la noche anterior. Marqués de San Esteban es una calle con raíces para todos en Gijón y ahora se anuncia una remodelación que a ver cómo la deja. De la sombría calle de aquellos tiempos ya no queda nada; ahora es animada y vital, pero habrá que ver cómo queda tras unas obras que han dado más vueltas que la noria de la "Semana negra", que, por cierto, también pasaba por ella. Raíces.