En esta ciudad plana por excelencia somos legión los ciudadanos que disfrutamos de tan idílica orografía. De unos años acá resulta, al parecer, que está permitido (o las sanciones son simbólicas o no existen) circular en bicicleta, patines, patinetes, tabla tirada por perro etc. por donde a unos pocos les venga en gana. Da igual el paseo del Muro o la punta del "Liquerique", las calles peatonales o la p. su madre que diría Dioni Viña, pues seguro que uno se encuentra con algún deportista de pega. Miren, quizás porque soy ya de la tercera edad me preocupo en demasía pero ¿saben? no me haría ninguna gracia que estos aprendices de Fraga me rompieran una tibia o el peroné. No todo puede valer y es que mientras la mayoría sigamos callados, la minoría (como con las mascotas en la playa) campará a sus anchas. ¡Basta ya!
